Quisiera relatarles algunas de las creencias astronómicas de la gente de antes, en el milenio pasado, cuando yo era un niño.
1) Cuando en 1969 los gringos llegaron a la luna, todos vimos el espectáculo en la televisión del único vecino que tenía un aparato de esos en el barrio. Cuando vimos al astronauta gringo caminar sobre la superficie lunar doña Concepción Ramírez se acercó incrédula al televisor y dijo: “Estos gringos creen que somos pendejos, eso no es la luna, es el desierto de Texas, allí están filmado esto y nos quieren dar paja”. Tres señoras mas que se acercaron a la pantalla asintieron con la cabeza y una de ellas complementó: “Es cierto, y es en ese pedazo del desierto de Texas donde yo caminé tres días cuando entré mojada a los Yunai[1]”.
2) Dos días después del alunizaje, don Rolando Ramírez, hermano de doña Concepción, nos explicó que efectivamente los gringos habían llegado a la luna, que por favor entendiéramos a su hermana pues no pudo ir a la escuela, pero él que era letrado, sabía que ese viaje era cierto. Para confirmarlo aseveró: “Ir a la Luna es un proyecto muy caro, y lo más difícil es llegar, pues el viaje es para arriba, la regresada es más fácil pues vienen en bajada”
3) Don Maximiliano Pérez, nos explicó a todos los cipotes del mesón, que estábamos reunidos en el patio, que era completamente falso que la luna fuera de queso como lo aseguraban muchos cuentos. Que la mejor prueba de esto es que nadie había visto nunca un ratón astronauta.
4) El profesor de cuarto grado nos explicaba a los alumnos, que la NASA no podía enviar un cohete espacial al sol, pues con el calor que este emitía la nave de chamuscaría. A lo cual el más inteligente de la clase replicó: “ Ah gringos más tontos, no se les ha ocurrido que para viajar al sol con más seguridad nos podemos ir de noche”.
5) Doña Cristina, la beata del mesón, una noche nos explicaba a todos los cipotes lo perfecto de la obra de Dios: “Niños vean al cielo, miren cuantas estrellas que Dios ha pegado en el firmamento y ninguna se ha caído.” Todos lo cipotes vimos maravillados hacia el cielo, en ese momento, pasó una estrella fugaz, y todos instintivamente nos pusimos las manos en la cabeza para protegernos. Doña Cristina, muy enojada dio la vuelta alejándose y nos dijo “Incrédulos”.
6) Doña teresita, que vendía tortillas de comal de barro, decía que ella ni por todo el dinero del mundo tendría el valor de ponerse un traje de astronauta y viajar en un cohete a la luna. A Esto su marido, don Alejandro, replicaba en broma: “A esta vieja, yo la voy a llevar a pasear a la luna, hasta que haya carretera pavimentada.” Todos reíamos y la imaginación volaba.
Juan Jose Martel – Jjmar (25/5/1955 – 28/9/2021)
Jueves, 31 de Marzo de 2005.
[1] Forma onomatopéyica de referirse a los Estados Unidos en ingles: “United States” (Yunai steit)