Para mi cumpleaños, mi hermano me regaló una excelente edición (tapa dura y hasta una cintita para marcar la lectura) de la novela de Umberto Eco: La misteriosa llama de la reina Loana.
Fui difiriendo su lectura durante varios meses buscando un momento en el que tuviera tiempo para dedicarle la atención debida al libro, así que esta semana recién pasada inicié su lectura a sabiendas de que era algo totalmente diferente a El Nombre de la Rosa, Baudolino o el Péndulo de Folcaut.
Esta vez Eco se vuelve un poco mas intimista pero sin abandonar su erudicción nos regala una obra apta para … italianos de mas de 65 años, con orígenes provincianos que han sufrido algun ACV, porque las referencias, los paquines, los folletines, los discos e historia rememorada caen dentro del particular período que le toco vivir al propio Eco.
Sin embargo la novela me ha gustado mucho, por el excelente manejo que tiene de los hechos mas simples y cotidianos narrados en esa forma tan magistral, lo erudito le brota hasta en el conocimiento de personajes tan poco apreciados por la gente «culta» como el ratón miguelito o mas bien «Topolino» en su versión Italiana o los paquines profacistas que le tocó leer de niño, por medio de la búsqueda de las memorias de Yambo, Eco nos sumerge en el reflejo de una sociedad ya hoy olvidada como un homenaje al tiempo que le tocò vivir.
Recorrer en compañia de Giambattista Bodoni (Yambo), su viaje al interior de su memoria para recordar su vida, su niñez y su amor, es una experiencia formidable, solo apta para altas sensibilidades.
A quienes están acostumbrados a leer otro tipo de narraciones de Eco, no se las recomiendo ya que no hay intrigas ni ambientaciones históricas de la edad media, ni acción hilarante o suspenso trepidante, ni jocoso misterio, la trama transcurre plácidamente en medio de recuerdos que recrea en sus láminas, desde Salgari hasta Flash Gordon, desde Dumas a la Amenaza elegante, FANTOMAS, en un collage de evocaciones de una era ya olvidada, desconocida para nosotros los salvadoreños, pero a la vez universal por la historia implícita.
Personalmente me ha gustado mucho, aunque muchas críticas no son tan benevolentes como la mía y lo pueden revisar por ustedes mismos, para mí Eco sigue siendo el genio de siempre.
Es que la literatura o más bien el gusto popular literario ha caido en la inmediatez bobalicona de nuestros tiempos, entre menos compleja, más sangrienta y perversa, mejor, la acción lo define todo, igual que con las películas, no se debe dar tiempo a respirar.