Pítaco y la ley seca en Grecia

Pitaco de Mitilene

Presentamos a Pítaco de Mitilene, una figura injustamente olvidada, pues es todo un personaje y un digno miembro de los siete sabios de Grecia, aunque no tan famoso en nuestros días, sabemos que destacó por su ingenio, sabiduría y, claro, por ser un hombre que sabía cuándo quedarse callado… excepto cuando no lo hacía.

Nacido para gobernar…

y para luchar

Por el año 640 a.C., nació Pítaco en Mitilene, una ciudad de la isla de Lesbos, su padre fue Hirradio o Hyrradius, natural de Tracia y su madre venía de la aristocracia local aunque no tenían mucha influencia política y social en la ciudad.

Desde joven, se ganó la reputación de ser más astuto que un zorro con un doctorado en engaños, lo que lo hizo destacar en la política, pero también se hizo famoso por su destreza militar.

Sus primeros logros

¿Un golpe de estado? ¿Una trampa?

Su primera acción notoria fue conspirar para asesinar a Melancro, el primer tirano de Mitilene, junto con sus amigos, Antiménidas y Kikkis, hermanos del poeta Alceo sumados posiblemente a un ejército improvisado de ciudadanos bastante cabreados. Porque, claro, nada dice “político nato” como empezar tu carrera con un golpe de estado, sin embargo, tras la muerte del tirano, el mismo Alceo también lamentó su fallecimiento, considerándolo incluso digno de honores y culpando a la democracia…

En un movimiento que nadie ha podido explicar, el puesto de Melancro lo ocupó Myrsilo quien devino también en un tirano para Mitilene.

Después de eliminar al tirano, inmediatamente se dedicó a dirigir las guerras contra los atenienses, la leyenda afirma que mató al general ateniense Frinón, quien había ganado el pentatlón de la 36a. olimpíada, en combate singular.

Previo a la batalla contra los atenienses, Pítaco invitó a Frinón a poner fin al conflicto mediante combate singular en un duelo a muerte, Frinón aceptó y el enfrentamiento se llevó a cabo.

Pítaco utilizó un truco para derrotarlo, tenía una red oculta bajo el escudo y en un momento del combate, lanzó la red y lo atrapó, para luego matarlo y así ganó la guerra por su ciudad, evitando el derramamiento de más sangre.

Lo sabio

no quita lo aguerrido

Pitaco

Más tarde, Alceo y Pítaco confabularon contra el nuevo tirano, Myrsilo, pero en el último minuto del complót, Pítaco reveló el nombre de los rebeldes y compartío el poder con Myrsilo, obligando enviando al exilio al Poeta quien, traicionado, les tomó un odio profundo.

Cuando Myrsilo murió, el poeta dedicó los siguientes versos que se han hecho famosos.

Τώρα πρέπει να πιεις, τώρα πρέπει να κάνεις τη γη να αντηχεί με το ελεύθερο πόδι σου

En latín: Nunc est bibendum, nunc pede libero pulsanda tellus

(“Ahora hay que beber, ahora hay que hacer resonar la tierra con el pie libre”)

Alceo regresó a Mitilene, tras la muerte de Myrsilo, pero enemistado con nuestro querido sabio.

Pítaco se casó con una mujer de la familia Pentilides hermana de Dracone, un famoso jurista ateniense, cuya familia era una de las más poderosas de la isla en ese momento y que según Diógenes Laercio lo miraba con cierto desprecio.

Pítaco expulsó a sus más peligrosos enemigos, entre los que se encontraba su ex compañero de complots, el poeta Alceo, que a estas alturas ya era enemigo declarado de Pítaco y desde el exilio, junto a otros expulsados prepararon un ejército para deponer al que suponían ser un tercer tirano en MItilene, pero fueron derrotados y Alceo probó por tercera vez el exilio.

Para probar a un hombre,

dale el poder absoluto

A la muerte Myrsilo, en el año 590, Pítaco le sucedió como eximneta, cargo equivalente al de los futuros dictadores romanos, es decir que era un magistrado supremo al que se le confiaban plenos poderes en tiempos de inestabilidad social y política.

Asumió el control sobre la ciudad y lo ostentó durante diez años antes de retirarse a la vida privada.

Pítaco no se conformó con la vida tranquila.  Durante su gobierno, se le atribuyen varias reformas legales. Entre las más famosas está una ley que imponía un castigo doble a los delitos cometidos bajo la influencia del alcohol.

Sí, nada dice “te conozco mosco” o “te tengo calado”, como saber que tus ciudadanos son un poco dados a las juergas. En otras palabras, si ibas a robar una cabra, más te valía estar sobrio, porque hacerlo borracho te costaría el doble.

Santo Tomás de Aquino lo menciona con estas palabras:

Podría decirse, también, que habla conforme a la ley de un tal Pítaco, el cual, según se nos dice en II Polií. , decretó que los ebrios, si herían a alguien, fueran castigados más severamente que los sobrios, porque cometen esos actos más frecuentemente. Según Aristóteles, con ello parece que se fijó más en la utilidad, es decir, en evitar injusticias, que en el perdón que conviene otorgar a los ebrios, por el hecho de no ser dueños de sí mismos.”

Al respecto el propio Pítaco escribió en su obra “En defensa de las leyes”.

Víctor Boreau en su Historia griega afirma que:

Esta renuncia voluntaria al poder lo ubica como un antecesor y precedente del famoso dictador romano Cincinato, pues ambos, por su propia voluntad, entregaron el poder y regresaron a su vida privada como ciudadanos normales, tras tener en sus manos un poder casi absoluto, para salvar a su patria en momentos de peligro.

Las máximas de sabiduría

que nos legó Pítaco

Pítaco es conocido por varias máximas de sabiduría, siendo quizá la más famosa: “Αυτός που δεν ξέρει να σωπαίνει, δεν ξέρει να μιλάει”, “el que no sabe callar, no sabe hablar“. Traducción libre: “Sabe cuándo callarte”. Claro, esto viene de un hombre que pasó diez años diciéndole a todos qué hacer, pero la ironía nunca fue un problema para los sabios griegos.

Otra de sus perlas de sabiduría era:

Si queréis conocer a un hombre, revestidle de un gran poder. El poder no corrompe; desenmascara“.

Una reflexión profunda, especialmente viniendo de alguien que tuvo que lidiar con la política, el poder, las traiciones constantes y la tentación de tener el poder absoluto en Mitilene.

Se cuenta que cuando entregó el poder le ofrecieron en seguida una gran posesión de tierras para indemnizarlo. Pítaco disparó una flecha a la distancia y no quiso aceptar más que las tierras que se encontraron comprendidas en el alcance del dardo.

El más grande de sus ejercicios era, según el filósofo Clearco, moler trigo. En realidad la frase la puso en boca de Clearco el poeta Alceo, quien terminó odiando a Pítaco y decía que “su trabajo” era moler trigo.

Al parecer Alceo, siempre terminaba peléandose con todo mundo que tuviera el poder de, exiliarlo.

El legado de Pítaco

para la posteridad

Pítaco vivió hasta la avanzada edad de 70 años, muriendo alrededor del 570 a.C. No solo dejó un legado de leyes y máximas, sino también el recuerdo de un hombre que navegó las aguas turbulentas de la política con astucia, ingenio y, a veces, un toque de sarcasmo.

Pítaco de Mitilene fue el tipo de sabio que sabría cómo reírse en la cara de la adversidad, probablemente mientras le daba una palmadita en la espalda.

Otras citas Pítaco de Mitilene

«Abstente de hablar mal no solamente de tus amigos, sino también de tus enemigos».

«¿Cuál es lo mejor? Hacer bien lo que debe hacerse».

«Haceos amigos en la prosperidad, y probadlos en la adversidad».

«Los verdaderos triunfos son los que se consiguen sin derramar sangre».

«Ni los mismos dioses luchan contra la necesidad».

«No permanezcas ocioso; procura que la envidia no te haga nunca desgraciado; el perdón es la mejor venganza».

«¿Queréis conocer a un hombre? Investidle de un gran poder».

Así que brindemos por Pítaco: el sabio que sabía cómo gobernar, cómo luchar y, sobre todo, cómo manejar una buena dosis de ironía en la vida cotidiana.

Entre las cosas que dijo pongamos atención a este pensamiento que Simónides pone en boca de Pítaco:

De esta forma hacemos un pequeño bosquejo de lo que fue la vida y obra de uno de los siete sabios de Grecia, que posiblemente no sea tan famoso como otros en la actualidad, pero que tuvo una vida cargada de responsabilidades, triunfos, debilidades, aciertos, errores y problemas, que lo forjaron como un hombre notable y de mucho valor.

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