Cleóbulo de Lindos – El Filósofo de los enigmas

Cleóbulo de Lindos

¿Quién era? ¿Qué hizo?

Si hubiéramos vivido en la Grecia del siglo V a.C., posiblemente habríamos escuchado hablar de Cleóbulo de Lindos no solo como un sabio, sino como un hombre de enigmas y proverbios, de esos que confunden tanto como iluminan.

Fue un personaje singular, reconocido como uno de los Siete Sabios de Grecia, esos hombres que se ganaron su puesto en la historia no por blandir espadas ni por comandar ejércitos, sino por el filo de su inteligencia y la claridad de su juicio.

Gobernante, poeta, y enigmático pensador, Cleóbulo es, sin duda, una figura que merece más atención de la que generalmente recibe, pues, aunque fue de los menos afamados, dice Diógenes Laercio que fue uno de los más felices.

Dime de quien desciendes

Y te diré cuanto vales

Nos cuenta Diógenes Laercio que Cleóbulo, era hijo de Evágoras, nació en la ciudad de Lindos, una de las más importantes de la isla de Rodas, alrededor del 500 a.C., algunos entusiastas, como Laercio, lo hacen descender de Hércules, lo que le confería un estatus especial en la sociedad griega, por esta supuesta ascendencia, dice Laercio, que Cleóbulo era robusto y hermoso de cuerpo y habría estudiado filosofía en Egipto, lo que podría explicar su inclinación hacia la elaboración y propagación de enigmas y adivinanzas.

Ejemplo de una de ellas es el siguiente:

«Soy un padre, que tengo doce hijos, y cada uno de ellos tiene treinta hijas, pero muy diferentes entre sí, en punto a belleza. Las unas tienen el rostro blanco; las otras lo tienen negro. Son inmortales y mueren cada día.»

Respuesta, el año.

Se casó con una virtuosa mujer y su hija, Cleóbulina, heredó su talento para la filosofía y la escritura, especializándose en la composición de acertijos y enigmas en versos Hexámetros. Su fama llegó a tal punto que Cratino, un comediante griego, la menciona en su drama titulado Cleobulina, en número plural, lo que indica la relevancia de sus composiciones en la cultura griega de la época.

Buen gobernante

Y mejor reformador

Su mandato se caracterizó por un fuerte impulso a la educación y por promover la armonía entre los ciudadanos. Aunque se lo describe como un gobernante enérgico, también se destaca su inclinación por la justicia y el equilibrio, valores que defendía tanto en la práctica como en la teoría.

En un tiempo en el que Grecia era un hervidero de conflictos políticos y luchas intestinas, Cleóbulo impulsó reformas que buscaban consolidar la estabilidad en su ciudad. Se dice que también promovía la actividad física y el vigor corporal como parte del desarrollo humano, pues creía que un cuerpo fuerte acompañaba una mente fuerte. En este sentido, su pensamiento era una mezcla de lo pragmático y lo filosófico, algo que lo hace especialmente interesante.

Uno de los aportes arquitectónicos más importantes que se le atribuyen es la renovación en Atenas del templo de Minerva, originalmente construido por Dánao, una obra que resalta su interés por la cultura y la religión.

Cleobulo

El sabio de los proverbios

Y de los acertijos

Si bien Cleóbulo no fue un escritor prolífico en el sentido convencional, se le atribuyen varios aforismos y reflexiones morales. Su lema más conocido es “La moderación es lo mejor” (Métron áriston), frase que resume su filosofía de vida. En una Grecia donde los excesos eran moneda corriente, Cleóbulo defendía el equilibrio como virtud suprema.

Otros proverbios que se le atribuyen incluyen:

Cleóbulo también componía versos, y se le atribuyen hasta tres mil versos con sentencias oscuras y cánticos filosóficos. Sin embargo, dado el carácter fragmentario de la historia griega antigua, su legado literario es más especulativo que concreto.

Cuando eres sabio

Codeate con otros sabios

Como miembro de los Siete Sabios de Grecia, Cleóbulo fue contemporáneo y posiblemente amigo de algunas de las mentes más brillantes de su tiempo. Entre ellos estaban Tales de Mileto, Solón de Atenas, Pítaco de Mitilene, Bias de Priene, Quilón de Esparta y Periandro de Corinto. Aunque cada uno tenía su propia visión del mundo, compartían un interés común por la justicia, la moral y la política.

Uno de los episodios más famosos de los Siete Sabios es el envío de sus aforismos al Templo de Apolo en Delfos, donde fueron inscritos para la posteridad. Se dice que Cleóbulo fue el responsable de que “La moderación es lo mejor” quedara registrado entre esas enseñanzas.

El enigma de su legado

Perdido en el tiempo

Al igual que los otros sabios griegos, la obra de Cleóbulo se ha desvanecido con el tiempo. Lo que conocemos de él proviene, en su mayoría, de citas y referencias hechas por autores posteriores, como Díogenes Laercio, quien escribió biografías de los filósofos más importantes de la antigüedad.
Sin embargo, su influencia no se ha extinguido del todo. Su idea de la moderación sigue resonando en los discursos filosóficos y éticos, y su compromiso con la educación y la justicia lo convierten en una figura que, aunque menos conocida que otros sabios griegos, sigue siendo relevante.
El arte de vivir Con sabiduría
Cleóbulo de Lindos nos deja una lección clara: la sabiduría no es solo un ejercicio intelectual, sino una guía para vivir mejor. En un mundo que tiende a los extremos, su llamado a la moderación sigue siendo una advertencia vigente. A través de su gobierno, sus enigmas y sus proverbios, nos recuerda que la virtud radica en el equilibrio y que, en ocasiones, un buen enigma puede contener más sabiduría que un tratado filosófico entero.

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