Siguiendo en la línea de clásicos, que inicié con los griegos, retorné a la Divina Comedia de Dante, obra que había leído en mi juventud, pero que a estas alturas era como si no la hubiese leído nunca.
La Divina Comedia es una obra épica escrita por Dante Alighieri entre 1308 y 1320. Es considerada una de las obras maestras de la literatura mundial y una de las más grandes contribuciones al Renacimiento italiano. Su influencia se extiende a la literatura, la filosofía, la teología y las artes visuales.
El poeta
y su tiempo
Su autor, Dante Alighieri (1265-1321) fue un poeta, filósofo y político florentino. Es conocido por su Divina Comedia, pero también escribió otros textos importantes, como “La Vita Nuova” y “De Monarchia”. Dante vivió durante un período de intensos conflictos políticos en Italia, y fue exiliado de Florencia debido a sus creencias y actividades políticas. Durante su exilio, comenzó a escribir la Divina Comedia.
La Divina Comedia fue escrita durante la Baja Edad Media, un período caracterizado por la transición de la Edad Media al Renacimiento. Este tiempo fue marcado por cambios significativos en la política, la religión y la cultura. En Italia, las ciudades-estado como Florencia eran centros de actividad económica y política, y el conflicto entre el Papado y el Sacro Imperio Romano Germánico era intenso.
Contexto
Histórico y cultural
Durante la época en la que Dante Alighieri vivió y escribió la Divina Comedia, Italia estaba fragmentada en numerosas ciudades-estado, como Florencia, Venecia, Milán y Génova. Estas ciudades competían entre sí por el poder político y económico. No existía un Estado italiano unificado, y la península estaba dividida en pequeños reinos y principados, con una compleja red de alianzas y enemistades.
Florencia era una de las ciudades más prósperas y culturalmente avanzadas de Europa. Sin embargo, también era un lugar de intensos conflictos políticos. La ciudad estaba dividida entre dos facciones principales: los güelfos, que apoyaban al Papa y favorecían una mayor autonomía para las ciudades-estado italianas, y los gibelinos, que apoyaban al Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y abogaban por un control imperial más centralizado.
Dante pertenecía a la facción güelfa, pero dentro de los güelfos había divisiones internas.
Los güelfos blancos, a los que pertenecía Dante, eran más moderados y se oponían a la intervención directa del Papa en los asuntos florentinos. Los güelfos negros, en cambio, apoyaban al Papa sin reservas. Cuando los güelfos negros tomaron el control de Florencia en 1301, Dante fue exiliado, una experiencia que influiría profundamente en su obra.
El poder de la Iglesia Católica era una de las fuerzas más dominantes en la Europa medieval. No solo era una institución religiosa, sino también un poder político que influía en los reyes y gobernantes de la época. El Papa, como líder de la Iglesia, tenía autoridad tanto espiritual como temporal, y las luchas entre el Papado y el Sacro Imperio Romano Germánico marcaron gran parte de la historia de la Baja Edad Media.
La Divina Comedia refleja la cosmovisión teológica medieval, basada en la interpretación cristiana del mundo. La obra está profundamente influenciada por la filosofía escolástica, especialmente por los escritos de Santo Tomás de Aquino, que intentaron armonizar la teología cristiana con la filosofía de Aristóteles. Esta combinación de pensamiento filosófico y teológico se manifiesta en la obra a través de la representación del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, cada uno de los cuales refleja las ideas medievales sobre el pecado, la penitencia y la salvación.
Aunque el Renacimiento como movimiento cultural se desarrolló plenamente en el siglo XV, ya en la época de Dante comenzaban a gestarse algunos de los cambios que lo harían posible. La Divina Comedia es un precursor del Renacimiento en muchos aspectos.
Aunque la Divina Comedia es una obra profundamente religiosa, también es un testimonio del nacimiento del humanismo. Dante centra su obra en el viaje de un individuo (él mismo, representado como el personaje principal) a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, subrayando la importancia del conocimiento, la razón y la experiencia personal en la búsqueda de la salvación. Esta atención al individuo y a la dignidad humana es una de las semillas del pensamiento humanista que florecería en el Renacimiento.
Dante escribió la Divina Comedia en italiano en lugar de en latín, que era la lengua de la erudición en ese momento. Esto no solo democratizó la literatura, haciendo que la obra fuera accesible a un público más amplio, sino que también elevó el estatus del italiano como lengua literaria. Dante fue uno de los primeros autores en demostrar que el vernáculo podía ser un vehículo adecuado para la literatura seria, lo que allanó el camino para otros escritores del Renacimiento que siguieron su ejemplo.
Impacto
En la cultura universal
La Divina Comedia estableció el toscano, el dialecto de Florencia, como la base del idioma italiano moderno, por lo que se le considera el padre del idioma italiano. Además, influyó en la literatura europea durante siglos, inspirando a poetas y escritores como Geoffrey Chaucer, John Milton, y T.S. Eliot.
La obra refleja las preocupaciones filosóficas y teológicas de su tiempo, incluyendo la influencia de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. La representación de la moralidad y la justicia en la Divina Comedia ha influido en el pensamiento ético y religioso en la cultura occidental.
La Divina Comedia ha sido una fuente de inspiración para innumerables artistas, desde los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina hasta las ilustraciones de Gustave Doré. Su visión del más allá y sus personajes han sido representados en pinturas, esculturas, óperas, y otras formas de arte.
Sinopsis
con leves espóileres
La novela es narrada en primera persona por el propio autor, Dante, quien nos cuenta que viajando por un bosque oscuro un Viernes Santo, se pierde y se encuentra con el poeta romano Virgilio con quien hace un viaje al inframundo, algo parecido a lo que el mismo Virgilio narra en boca de Eneas en la obra dedicada a este héroe troyano.
Se divide en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso y cada una de ellas tiene 33 cantos, a los que se añade un canto introductorio del libro, lo que hacen 100 cantos en total del libro.
Está escrita en verso, siguiendo una estructura literaria que se dice, fue creación propia de Dante.
En la obra, es el propio dante el protagonista, que con la ayuda del poeta romano, Virgilio emprende el largo recorrido por los tres lugares y en el paraiso es acompañado por beatriz.
En el infierno es que se encuentra al entrar con el famoso cartel que dice: “Lasciate ogni speranza o voi ch’entrate” (Dejad toda esperanza, vosotros que entráis).
El infierno tiene nueve circulos que van en descenso, cada uno dedicado a castigar a los no bautizados, lujuriosos, glotones, avaros, etc. hasta llegar a los traidores, que como máximos castigados tienen a Casio, Bruto y a Judas, siendo masticados por Lucifer.
Mientras va bajando se entrevista, igual que Eneas lo hace en la obra de Virgilio, con muchas personalidades que le cuentan sus pesares e historias, desmintiendo según su juicio algunas cosas respecto a varios personajes tanto de épocas anteriores como actuales.
El purgatorio tiene siete terrazas ascendentes dedicadas a cada pecado capital hasta llegar a la entrada al paraíso terrenal, en donde Beatriz, su amada, sustituye a Virgilio como guía.
El Paraíso es un reino de perfección divina, compuesto por nueve cielos concéntricos que giran alrededor de la Tierra, seguidos por el Empíreo, la morada de Dios. Cada cielo está asociado con una virtud y está habitado por almas que brillan con la gracia divina.
Dante alcanza a ver cada uno de los cielos y finalmente llega al Empíreo, más allá del espacio y el tiempo, donde se encuentra con la luz de Dios, rodeado por los coros angélicos y las almas de los bienaventurados. Aquí, experimenta una visión directa de la Divina Trinidad y alcanza un entendimiento profundo del amor divino que gobierna el universo.
Haber leído antes el tríptico Troyano, ayuda mucho a entender esta monumental obra clásica, de otra manera, nos perdemos de muchas referencias, por lo que no es recomendable leerla sin haber pasado antes por la Ilíada, la Odisea y la Eneida.
Incluso me encontré con una personaje que será protagonista de una próxima novela.