Viene de: https://omarnipolan.com/2022/08/viajando-por-peru-introduccion/
Día 1
Llegada a Lima y del aeropuerto al hotel
Llegamos a Lima aproximadamente a las 5:30 pm, un taxi nos esperaba para llevarnos al hotel, el transporte lo había reservado previamente por medio de Booking y en la misma plataforma había hecho una reserva en el hotel Farahona Grand Hotel.
Para ambas reservas no se habían realizado cargos a la tarjeta por lo que estaban pendientes de pago, eso es una ventaja, pues se puede pagar en efectivo, cosa que hicimos con el taxi y con el hotel usamos la tarjeta.
Estas reservas con la plataforma permiten ser canceladas, pero en el caso de tener que hacerlo, hay que avisar con anticipación según las horas que defina el contratado, que pueden variar de 12, 24 o más horas, pues si no se hace, aplican un porcentaje según la proximidad de la fecha o el cargo completo si se hace el mismo día, por las gestiones realizadas.
Al llegar a Perú, en el aeropuerto nos pidieron una declaración de salud jurada, que se encuentra en línea, no la habíamos hecho, pero ahí mismo pudimos realizarla, mediante un enlace con código QR, es una por familia.
Hago notar para los salvadoreños, que los telefonos con Claro, no tienen problema y se hace roaming automático, pero los de la empresa Tigo no tienen cobertura en Perú, es decir, yo estuve sin señal ni acceso a redes, pero mi esposa si los tuvo, todo el viaje.
El aeropuerto internacional Jorge Chavez, de Perú, se encuentra en la población de Callao, que linda con la capital, Lima, sin una transición visible, no se sabe cuando salimos de Callao y estamos en Lima, salvo que algún rotulo lo anuncie y el trayecto hacia lima dura de treinta minutos a una .hora, según el lugar donde se vaya uno a hospedar y dependiendo del estado del tráfico que es muy intenso, sobre todo a esas horas.
Dentro del aeropuerto hay casetas de cambio y compramos nuestros primeros soles a $3.51 por dolar, el Nuevo Sol es una moneda muy fluctuante, como pudimos apreciar en el tiempo que estuvimos. no se debe cambiar todo el dinero, pues en caso de necesidad, en algunos lugares aceptan dólares, a precio muy bajo, pero como la moneda sube y baja, es mejor mantener pocos soles en líquido, dependiendo de lo que pensemos gastar, en hoteles y comercios formales es mejor pagar con tarjeta.
El costo del taxi es entre dieciocho y veinte dólares, lo considero algo caro, pero es más seguro, mejor que andar buscando cómo ir, también hay servicio de autobuses que cobran casi lo mismo.
Llegamos al Hotel Faraona, que se encuentra ubicado en el distrito de Miraflores, que resulta ser uno de los preferidos por los turistas, debido a su nivel de seguridad y la abundancia de sitios de esparcimiento, bares, restaurantes y parques, lo cual corroboramos desde el primer día.
El hotel no es muy grande, pero si elegante, muy clásico y cuando hago la relación precio/calidad, lo ubico con una alta nota aprobatoria, el personal es eficiente, muy amable y comprensivo con las necesidades de los huéspedes.
Nos instalamos en la habitación relativamente pequeña, pero muy confortable y con todas las comodidades, salimos a caminar por la zona y de paso aprovecha para buscar la cena.
El hotel se encuentra muy cerca del parque Kennedy y enfrente encontramos el Pasaje San Ramón, que según supe después, se llamaba antes la calle de las Pizzas y era considerado una zona peligrosa y sórdida, que recientemente ha sido remodelado y reconvertido para el disfrute familiar.
Es una pequeña calle peatonal que está llena de puestos de comida y restaurantes de todo tipo donde abunda la oferta de platos típicos de Perú y de otras latitudes.
Deambulamos por el pasaje y al final comimos en un food court muy bonito y pintoresco, en donde pedimos anticucho (un pincho de lascas de corazón de res asado) acompañando con la famosa y deliciosa chicha morada.
Caminamos por las calles de Miraflores, que son muy seguras y pasan abarrotadas de gente paseando tranquilamente, fuimos al parque Kennedy, que también estaba lleno de visitantes a las nueve de la noche y luego regresamos al hotel caminando tranquilamente por el redondel.
Los peruanos están muy conscientes de la importancia que tiene el turismo para la economía nacional, por eso tiene mucha población bilingüe (inglés-español) y siempre encuentran personas con buena disposición para ayudar al extranjero.
Vimos que en la calle del hotel hay muchos bares y restaurantes de diferente tipos, entramos a uno llamado Clan Cervecero que sirve Cerveza artesanal, nos tomamos una que estaba regular y nos fuimos a dormir al hotel, pues al día siguiente partiríamos a las 5:30 am,.
Puse el despertador del reloj a las 4:45 para poder prepararnos, dejamos todo listo solo para bañanarnos, vestirnos y bajar a esperarlos, pero olvidé revisar la frecuencia de la alarma.
Día 2
De Lima a Paracas
5:35 am: Recibo una llamada desde el Lobby del hotel, salto de la cama como loco y contesto, el encargado me avisa que están esperándonos y nos vestimos apresuradamente, recogemos las cosas, que ya teníamos listas, pero al bajar, me informa que habían partido.
El despertador estaba programado para sonar el jueves y ese día era viernes, los operadores, claramente advierten que no pueden esperar a gente retrasada así que abatidos, pensamos en qué se puede hacer, cambiar el itinerario, esperar al día siguiente aunque signifique un cargo extra ya que debe avisarse con doce horas de anticipación.
Empezamos realmente mal el viaje y estamos lamentándonos cuando renace la esperanza.
El encargado del hotel, diligentemente, se comunica con el guía y este le dice que nos estará esperando en el parque de Barranco (otro distrito de Lima), también nos pide un taxi y a los pocos minutos llega, nos lleva y descendemos pero no vemos el bus, mi esposa le llama al guía y nos dice que lo esperemos ahí porque esán un poco más atras.
El taxista nos acompaña ahí, hasta que se asegura que el bus aparece, esto me pareció muy bien de su parte, no dejarnos solos en medio de la nada y prácticamente en la madrugada.
Nos subimos al bus bastante apenados y para colmo me doy cuenta de que está lleno de pasajeros, casi todos con pinta de europeos o estadounidenses, algunos van somnolientos y dormidos, otros nos miran con la típica desaprobación hacia el impuntual latinoamericano.
Luis, que es el nombre del guía, nos dice que podemos sentarnos adelante y nos acomodamos en los primeros asientos, partiendo rumbo a Paracas.
Primera lección aprendida, asegurarnos de despertar y estar listos a la hora que el operador turístico define.
En los asientos contiguos al nuestro viaja un señor de apariencia oriental, creo que Chino, al que bautizo con el nombre de Mr. Tanaka, con la desaprobación de Evelyn.
Cerca de las siete de la mañana, pasamos a desayunar a un lugar llamado Mirasur que al parecer es un merendero de turistas, pues tienen toda una infraestructura de servicio rápido de comida y sirven desayunos a granel, yo pido un típico pan con chorizo y papas que estaba muy bueno.
Observo que la mayor parte de compañeros de viaje, devoran la comida en un par de minutos, incluso el señor Tanaka que se sienta mucho después de nosotro a comer, termina antes, no creo que podamos seguir ese ritmo, pero esta vez no importa ya que en esta parada hay bastante tiempo.
Vimos a varios grupos de viajantes que desayunaban ahí, y en ese lugar tuvimos la primera de las actividades recreativas, un show de caballos peruanos en la que un jinete local hizo gala de su dominio sobre un hermoso caballo peruano, para después dejar tomarnos fotos con él.
Luego participamos en La “Tómbola del Cuy” que es una especie ruleta de premios que es un círculo como pequeño anfiteatro con varias entradas, se pone un “cuyo”, que bautizaron como “Jorge el Cuy”, en el centro y el decide donde meterse, el usuario que esté parado sobre la entrada que escogió el “cuyo” para esconderse, es el ganador, hicieron varias rondas pero no ganamos ninguna.
Alguien preguntó, qué ganaba el pobre Jorge y un cínico dijo que su premio era no terminar como parte del desayuno del día siguiente.
Luego abordamos nuevamente el bus y recorremos la carretera, me parece que Perú es un país bastante deforestado, por lo menos en esa zona, pues veo muy poca vegetación silvestre, la hierba es magra y los árboles muy escasos cerca de Lima, hasta muy adelante comenzamos a ver cultivos y mayor vegetación.
llegamos a Paracas cerca de las 1:30 pm, justo para registramos en el Hotel ya que a las tres de la tarde saldríamos al primer Tour llamado “Sombras doradas”, al que nos suscribimos por medio de Luis, nuestro guía, a un costo de $19.00 por persona, mientras íbamos en el bus.
Supongo que estos costos pueden variar, pero a los amables lectores les puede dar una idea del valor monetario de cada una de estas actividades.
Fuimos a almorzar a la zona de pequeños restaurantes, cerca de la playa, pedí un plato de pescado empanizado con acompañamiento de Yuca (Mandioca) y ensalada, realmente estaba muy bueno y es parte de la gastronomía local, como era 29 de julio, es decir, feriado en Perú por las fiestas de independencia, todo estaba lleno, pero afortunadamente logramos un buen sitio y pudimos almorzar tranquilamente.
Curiosamente nos sirvieron como entrada unos granos de maíz como si fueran nueces, son muy blandos y masticables, no son especialmente sabrosos pero como entrada están bien.
Después del almuerzo fuimos al hotel a descansar un rato mientras era la hora del primer tour, “Sombras doradas”, llegamos al punto de reunión y unos microbuses nos llevaron a la reserva de Paracas, al lado del desierto en el punto en que se conecta con el mar.
Este desierto no es de arena suelta, sino de aspecto rocoso y las dunas son una mezcla de suelo duro con arena, una vez nos bajamos de los microbuses, caminamos hasta la playa y de ahí subimos a una altas dunas que daban a los acantilados con vista al mar.
Las vistas eran impresionantes y muy hermosas, íbamos abrigados pues la temperatura era fría a pesar de ser las cuatro de la tarde, porque lamentablemente el cielo estaba nublado y creo que esto impidió poder ver el atardecer en este desierto.
Vimos una estación de pescadores, nos relataron que llegan todos los días y se van al anochecer, también recolectan una especie de alga con la que se fabrican cosméticos.
Subimos y bajamos por varias de las dunas, siempre al borde de los acantilados tomando fotografías hasta el atardecer, pero lamentablemente no pudimos observar la puesta del sol por la nubosidad, pero la experiencia de andar por estos hermosos acantilados valió la pena.
Regresamos al punto de partida en Paracas y nos quedamos comprando algunos suvenirs, Evelyn quiere un recuerdo de cada lugar que visitamos.
En uno de los locales de artesanías, veo el famoso gorro andino en uno de los puestos de artesanías, lo compramos por ocho soles unos dos dólares y medio, una ganga, me lo pruebo y algo ajustado pero me queda.
Con las primeras compras efectuadas, buscamos donde cenar y lo hicimos en una pequeña fuente de sodas con una hamburguesa que no me gustó mucho, pero fue bastante barata.
Despues de cenar, caminamos hacia el hotel y nos acostamos temprano ya que estábamos muy cansados, esperando el día siguiente cuando haríamos la visita a las Islas Ballestas.
Antes de acostarme me quise probar nuevamente el gorro andino y me dijo Evelyn que es reversible, así que le di vuelta y pude constatar de que estaba descosido de una parte, por esa razón me quedaba “bien”, la risa de Evelyn es muy contagiosa.
Esta vez me aseguro de que el despertador suene a la hora correcta, lo verifico y lo vuelvo a verificar, también pongo la alarma en el teléfono de Evelyn.
Continuación: https://omarnipolan.com/2022/11/viajando-por-peru-conociendo-paracas/
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