Un niño – El Cipitío

Julia es una linda chica de catorce años que junto a Lupita, María, Juanita y Lucrecia van regularmente al río a lavar ropa, se dirigen con sus huacales llenos de ropa sucia, en medio de risas y bromas, es la edad dorada de la adolescencia y el mundo es para ellas, un lugar de sueños, aventuras y anhelos.

Llegan a las piedras que les sirven de lavaderos para enjabonar y golpear las prendas que llevan, arráncándoles la suciedad a sopapos, como lo han hecho sus abuelas y madres desde siempre, ponen los huacales con la ropa a un lado y comienzan su labor riendo y cantando trozos de las melodías románticas de moda que suenan en las radios.

Mientras lavan en el río, aprovechan para ponerse al día con los chambres del pueblo, los amores y desamores de sus amigas y de sus no tan amigas.
Entre risas y canciones, hablan de los novios o de los aspirantes a novios de cada una de ellas, hablan de Leo, aquel cipote guapo que cada vez que mira a Lupita se queda como embobado viéndola con ojitos de borrego a medio morir.

Lupita, la chica señalada como causante de las penas de Leo, sonrojada a todo lo que se puede dejarse entrever en su piel canela lo niega rotundamente y todas se ríen ruidosamente con esas voces que parecen una bandada de canarios trinando alegres en la fuente de un jardín, cuando de pronto.

— ¡Ay!

— ¿Qué te pasó?

— Me cayó una piedrita en la cabeza

— ¿Quién anda ahí?

— No se ve a nadie

— Quizá alguna ardilla te tiró un Jocote

— Leo te está vigiando, Lupe. ¡JAJAJA!

— ¡JAJAJA!

— No sean bayuncas monas!! ¡Si no le gusto!

— ¡Es a vos que te gusta!

— ¡JAJAJA!

— ¡No!

— ¡JAJAJA!

— ¿Quién está tirando Flores?

Se escucha al fondo un ¡Shhhh! ¡Shhhh! ¡Shhhh!

— ¿Que fue eso?

— ¿Quién anda ahí?

— ¡A de ser el Cipitío!

— ¡Vamos a agarrarlo!

Y el grupo de chicas salen en tropel a buscar al que las está molestando, pero no encuentran nada, a pesar de que escudriñan todo a su alrededor, pasan un buen rato en esta inutil labor hasta que se aburren y terminan por regresar a su tarea tranquilas, pero alertas a cualquier señal.

De vez en cuando les cae una piedrita, o alguna flor y ellas tratan de localizar al travieso, que podría estar escondido entre los matorrales a la orilla del río, pero todo intento por descubrirlo resulta infructuoso.

Terminan de lavar y emprenden el camino de regreso a sus casas, con la confianza de que no les pasará nada, pues saben que el Cipitío solo busca divertirse a costa de ellas y molestarlas.

Julia vive más lejos que las demás de río y se despide de Lupita quien le confiesa de que en realidad le gusta Leo, pero que tiene miedo de que su mamá la regañe, porque siempre le ha dicho que podrá tener novio hasta que cumpla la mayoría de edad.

Se despiden y mientras Julia camina sola rumbo a su casa, de pronto le cae a sus pies una florcita o una piedrita de color oscuro.

— ¡Dejá de molestarme Cipitío! ¡Le voy a decir a mi abuela!

Pero de nada sirve la advertencia, las florecitas le siguen cayendo intermiténtemente a sus pies y por más que hace Julia para poder verlo y regañarlo, aunque sin atreverse a buscarlo fuera del camino, es inutil, el hostigador resulta ser invisible.

Fnalmente entre enojada y asustada, Julia por fin llega a su casa en donde se encuentra la abuela esperándola.

— ¿Que te pasa cipota? ¿Por qué trais esa cara de pasa?, le pregunta su abuela al verla toda enfurruñada.

— El Cipitío me está molestando

— ¿Y diay? ¡Si ni bonita sos! le dice socarrona la pícara anciana, haciendo que se enoje aún más, frunciendo la cara y arrugando la boquita.

— ¡Contáme pué!

— Le espeta la abuela al ver que no dice nada.

Y Julia le cuenta con gran detalle lo que les pasó con sus amigas en el río y a ella cuando venía sola en el camino de regreso a casa.

— Mmm.

Medita la abuela y agrega,

— Por eso es que apareció esto en la cocina.

Se acercan a la cocina de leña y la abuela le señala a un lado una pequeña huella humana marcada en la ceniza.

— ¡Ya ve Agüe! El Cipe me está molestando, me anda vijiando.

— Asi parece Mi’ja, ya sé qué vamos a hacer

— ¿Que vamos a hacer Agüe?

— Vas a agarrar este pedazo de Semita Alta y te vas para el inodoro como que vas a hacer necesidades, de las mayores, te sentás, pujás un poquito y te la comés.

— ¡Uy! ¡Qué asco!

— Vos decidí, solo así te va a dejar de joder…

Julia está siendo molestada por El Cipitío porque la chica le ha gustado al ser tan bonita y graciosa.

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