Uno de los lugares en el mundo que podría desatar el armagedón atómico sin duda ha sido, es y será la península de Corea, desde que tengo uso de razón siempre a sido un tema recurrente las amenazas de un conflicto entre ambos países, sin embargo para una gran mayoría incluyendo los mismo Estadounidenses ha sido la guerra desconocida, a pesar de que su nación estuvo directamente involucrada en esa pugna. Como todo en la vida nada es simple y para entender un poco esto habrá que hacer un esfuerzo, las dicotomías que diferencian el blanco del negro (los buenos y los malos) solo se dan en las viejas caricaturas y películas, así que comencemos desde el principio.
Era 1945, las potencias involucradas en la conflagración mundial se prestaban para definir el rumbo de la historia, Alemania Nazi se encontraba siendo acorralada por los aliados, en el frente oriental, La Unión Soviética lanzaba una feroz ofensiva que terminaría por arrollar a las exiguas tropas Alemanas, en el oeste, Estados Unidos y sus Aliados hacían lo propio. Estados Unidos por su parte libraba una sangrienta guerra en el pacífico contra Japón y aunque esta última había sido superada militarmente, aún le esperaba a los Norteamericanos una larga y costosa guerra, sobre todo en vidas humanas, por lo que Roosevelt había sacado el compromiso a Stalin en Yalta para que la URSS declarara la guerra a Japón tres meses después de la rendición de los Alemanes, así acelerar la derrota de los Japoneses.
Corea es una nación milenaria con una rica cultura e historia, el cual a tenido la desgracia de encontrarse entre grandes potencias, desde sus inicios a sufrido invasiones de parte de china, aunque tuvo largos períodos en que pudo regirse por si misma y desarrollar una rica cultura propia.
A principios del siglo pasado Japón “colonizó” a Corea, sometiéndola a un duro régimen represivo con extrema dureza a cualquier signo de disidencia, los gobernantes Nipones incluso prohibieron el idioma coreano en las escuelas donde solo enseñaban el japonés y sus habitantes fueron tratados como sujetos de segunda categoría.
A finales de la segunda guerra mundial la URSS invadía a Corea desde el norte y los Norteamericanos por el sur, la intempestiva detonación de las bombas nucleares acabó con la feroz resistencia de los Japoneses (aunque más de algún historiador afirma que fue la entrada de los Soviéticos lo que provocó la rendición y no tanto las bombas), en todo caso y en relación a lo que interesa Corea quedó partida en dos por el paralelo 38, el Norte ocupada por los Soviéticos y el sur por los Estadounidenses.
Durante la guerra del pacífico igualmente sometieron diversos pueblos, sin necesidad de un “Mein Kampf” propio, los Japoneses en esa época solían ser racista y actuaban con excesiva crueldad y desprecio hacia las poblaciones indígenas sometidas, como escribe Neal Stephenson:
“…los japoneses (…) se comportaron con la crueldad que fue su marca de fábrica hasta que les soltamos la bomba y descubrieron que en realidad eran pacifistas»
Neal Stephenson – Snow Crash.
La euforia del final de la guerra hizo que quedara en el limbo el destino de Corea, se llegó a un endeble acuerdo de convocar elecciones en ambas partes para en el futuro unificarlas, acuerdos que ninguno de las dos potencias pensaban respetar.
Del lado del Sur, los Gringos colocaron en el poder a Syngman Rhee, quien fuera un opositor nacionalista, de religión cristiana metodista y consumado anticomunista, y en tiempos de la ocupación japonesa tuvo que exiliarse en los Estados Unidos para huir de la persecución de las autoridades. En ese país estudió en varias universidades. Con la derrota del imperio Nipón regresó a Corea del Sur bajo los auspicios de los Norteamericanos.
Para poder gobernar mantuvo a los colaboracionista de los Japoneses en el gobierno lo que provocó protestas de diversos sectores, sobre todo estudiantes para que se realizaran cambios realmente democráticos, aunque seguramente en los movimientos hubieron agentes norcoreanos infiltrados interesados en causar inestabilidad en su gobierno; la respuesta de Rhee fue la dura represión: encarceló, torturo asesinó a miles de sus opositores, con el sambenito de “comunistas” persiguió a cualquiera que osase oponerse a su régimen autoritario.
En el norte las cosas no iban mejor, habiendo patriotas comunistas que habían luchado contra la colonización Japonesa y que tenían más arraigo popular, los Soviéticos impusieron a King Il-sung. Este nació durante la ocupación Japonesa, sus padres se opusieron a ella teniendo posteriormente que huir a China donde el joven King se incorporó a la lucha contra japón como guerrillero comunista, nuevamente tuvo que huir esta vez hacia la Unión Soviética, participando en algunos combates en una brigada formada por coreanos voluntarios, Stalin había tenido ya serios desavenencias con el líder comunista Tito, caudillo de la antigua Yugoslavia, además desconfiaba de Mao Sedong y su revolución china, en otras palabra quería a alguien más dócil de manejar a su antojo como lo hacía con los dirigentes de las naciones de la Europa Oriental que quedaron bajo su dominio.
King Il-sung impuso un sistema calcado a la Unión Soviética el modelo Stalinista, aunque en cierta forma al principio fue más revolucionario que el sur, desmontó el sistema semi feudal que aún regía en la antigua Corea y limpió el norte de los colaboracionistas japoneses (Coreanos de las clases altas que para mantener sus privilegios acogieron y apoyaron a los invasores Japoneses), además procuró la rápida industrialización de su nación.
Ambos caudillos entraron en una guerra retórica de unificación del país bajo sus respectivos términos y condiciones, Syngman Rhe solicitó ayuda militar de sus países amigos a fin de armar mejor a su ejercito con el fin de invadir el norte, aunque no tuvo mucha suerte.
King Il-sung por su parte si la tubo, Stalin no quería un enfrentamiento directo con sus antiguos aliados, tenía la tarea de reconstruir a su país y las zonas ocupadas, sin embargo le interesó la propuesta, King le aseguró que el sur estaba por decirlo de alguna manera a punto de caramelo y en tres semanas derrotaría a las fuerzas de Sygman. Stalin equipó al ejercito de Cora del Norte con armamento moderno incluyendo uno 400 tanques T 34-85, los tanques ganadores de la 2 Guerra Mundial cuyo cañón había sido aumentado a 85 mm y mejorado su blindaje para equipararlos a los Tiger y Phanter alemanes.
Sin embargo hizo una severa advertencia, si las cosas se torcían, no esperara ayuda de los Soviéticos, ellos no le sacarían las castañas del fuego, tendría que acudir a china por ayuda.
(Continuará)