La auto publicación entrega pequeñas joyas literarias como la que voy a reseñar a continuación.
Martín Iguarán es un joven abogado argentino, editor de la revista literaria Términus y autor de la novela “El Castillo de San Saverino” ambientada en la campiña argentina.
Luego de estar embebido entre Ciencia Ficción y Fantasía, me leí esta novela que está clasificada dentro del género de horror, que a decir verdad no es uno de mis géneros favoritos, pero igualmente me pareció interesante la propuesta de Martin Iguaran, pues la novela está ambientada en la zona rural de Argentina.
La novela inicia muy bien, con un joven abogado, Francisco Castro (¿Iguarán?) que lleva una vida normal y trabaja en un despacho de la capital, cuando recibe una llamada de su madre informándole de la muerte de un pariente en segundo grado, que, al parecer, no tuvo descendencia ni parientes directos sobrevivientes y le ha dejado sus bienes como herencia en un pueblo recóndito de la campiña argentina, llamado San Severino.
De mala gana, decide ir a recabar información, ver qué es lo que heredan y a buscar los documentos legales que respalden los trámites y su novia Marisa, con quien vive, lo acompaña en lo que será una aventura al campo.
Inician un viaje que no será lo que ellos esperan y que alterará el rumbo de sus vidas cuando se enfrenten a los misterios que encierra la enorme casa que la madre de Francisco ha heredado, pertenecientes a la familia Aliaga Morejón, fundadores y caciques del pueblo.
La novela engancha desde el principio, la historia fluye con naturalidad, sin que se vuelva monótona en ningún momento, incluso cuando describe los eventos iniciales que se muestran dentro de la cotidianeidad urbana de Buenos Aires.
Luego pasamos la narración del viaje hacia el pueblo, sus primeras impresiones, el contacto con los habitantes que aún viven en un pueblo en franca decadencia, a partir de ahí la acción no deja de sorprender, los eventos se van desencadenando cada vez más frenéticamente hasta un clímax que combina eventos supra normales con un auténtico thriller al estilo de la saga del Milenium de Stieg Larsson, descubriendo la macabra verdad que encierra la enorme casa, llamada por los vecinos como el Castillo de San Severino.
Los protagonistas se mueven entre el Castillo, donde se están quedando y el pueblo, visitando lugares del pueblo como la pulpería, el museo, la estacíon de tren y otros lugares en búsqueda de la solucioón al misterio, entre algunos capítulos se muestran algunos dibujos alegóricos del pueblo, que en las notas finales, el autor explica su procedencia.
Me gustó muchísimo, la leí creo que en el lapso de tres días y eso que no dedico mucho tiempo a leer diariamente, pero me atrapó totalmente, sobre todo a partir de la mitad de la novela.
Realmente muy buena historia, muy bien narrada, con abundantes notas que explican los modismo, lugares y momentos históricos de Argentina, que ayudan mucho a la comprensión de la trama.
Sin embargo, no le puse las cinco estrellas porque me hubiese gustado más como una autentica novela de Suspense, que, como historia de terror, le falta un poquito más de Poe o de Lovecraft para crear una atmósfera realmente sofocante, terrorífica y perturbadora, así que quitando lo paranormal, que, aunque bien logrado, incluso muy original en cierta relación con la tecnología actual de comunicaciones, no termina de asustar, sin esta parte la novela hubiera sido un thriller genial.
Recomendadísima novela que nos lleva, no solo a recorrer una buena aventura, sino a conocer un poco sobre la cultura e historia argentinas.