Kafka y la muñeca viajera | Ilustración generada en base a imagen de José Manuel Fernández Oli
Recientemente leí una tierna historia de un supuesto hecho ocurrido entre Franz Kafka y una niña que había perdido su muñeca.
En 1917, Franz Kafka contrajo tuberculosis, enfermedad que lo llevó a un retiro prematuro de su empleo, pero este mal, no influyo en su obra creadora. Así, entre 1921 y 1922 se la pasó en varios sanatorios recuperándose a medias y en 1923 cuando estuvo de vacaciones en una colonia judía en el lago Müritz, conoció a Dora Diamant, una joven actriz polaca-judía, que se convirtió en su última pareja sentimental y quien se supone fue testigo de la siguiente historia.
Kafka se había trasladado a Berlín, Alemania con Dora Diamant y un día mientras paseaban juntos en el parque Steglitz, vieron a una niña llorando desconsoladamente.
Franz se acercó a la niña y al preguntarle la razón de su llanto, ella le explicó que su muñeca se le había perdido, conmovidos, ambos ayudaron a la niña a buscar la muñeca perdida, pero sin éxito, para mayor desconsuelo de la niña que no paraba de llorar. Entonces Kafka le dijo a la niña podía dejar de llorar pues la muñeca no se había perdido, porque se había tenido que ir de pronto, sin tener tiempo de avisarle y que estaba viajando por el mundo.
Le dijo además que, él era un cartero de muñecas, quien recibía las cartas de las muñecas viajeras y se las entregaba a sus niñas dueñas.
Le aseguró a la niña que ella estaba por recibir la carta de su muñeca. Al día siguiente se la llevaría y se la leería en ese mismo banco donde estaban sentados. Esa noche se la pasó redactando una carta en la cual la muñeca le explicaba las razones por las que se había ido y le contaba sus aventuras por el mundo.
Al día siguiente, acompañado por Dora, se reunió en el parque con la niña y le leyó la carta de la muñeca, diciéndole que le escribiría más.
Durante trece días, Kafka pasaba las noches escribiendo cartas en las cuales la muñeca narraba sus viajes y aventuras por el mundo y en la mañana se las leía a la niña y luego se las daba, (Curiosamente en una versión de la historia no se las entrega).
Al final se tienen dos versiones, una escrita y narrada por Paul Auster como parte de su novela “The Brooklin Follies” en la cual, la muñeca se casa y no regresa con la niña y dejándole las cartas con un tierno mensaje de despedida.
La otra versión es la escrita por May Benatar, que tiene por título, “Kafka y la Muñeca, la omnipresencia de la pérdida.” en la que Kafka le compra otra muñeca y cuando la niña se da cuenta de es diferente a la que ella tenía, en la última carta que acompañaba a la muñeca, esta le dice que pero una carta adjunta le explicó la razón de su cambio:
– “Querida amiga, mis viajes me han cambiado “.
Benatar, escribe también que, años más tarde, la niña encontró un trozo de papel metido en un agujero dentro de la muñeca que tenía el texto siguiente:
Esta supuesta historia, llevó también al escritor español Jordi Sierra i Fabra a publicar su libro, “Kafka y la muñeca viajera“, que ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil de España, en el año 2007.
Pero… ¿Fue cierta esta historia?
La mayor parte de nosotros en algún momento de nuestra vida estudiantil nos enfrentamos a la tragedia del pobre Gregorio Samsa e hicimos algún análisis de su periplo en “La Metamorfosis”, unos pocos nos interesamos superficialmente en la vida del autor de semejante pesadilla y supimos algo de la azarosa e incluso triste vida del escritor Checo, Franz Kafka, nacido el 3 de julio de 1883 en Praga [Imperio austrohúngaro], fallecido el 3 de junio de 1924 a los 40 años en Klosterneuburg, Austria.
Escritor por vocación, pero de profesión, abogado, que trabajó buena parte de su vida en la institución de Seguros de Accidentes de Trabajo para el Reino de Bohemia en Praga (Arbeiter-Unfall-Versicherungs-Anstalt für Königsreich Böhmen), un empleo que le permitía obtener el dinero para vivir y dedicarse a su pasión, las letras.
Con una personalidad compleja, retraída, llegando a la timidez en ciertos círculos sociales, pero muy apasionado en otros su vida transcurrió entre su trabajo, sus escritos y tuvo varias relaciones sentimentales que no culminaron en matrimonio.
Apasionado por la escritura, además de sus novelas, cuentos y ensayos, mantenía copiosa correspondencia con amigos, novias y parientes, son famosas sus “Cartas a Felice” una de sus novias, pero también con una de sus hermanas (Cartas a Ottla), su padre (Cartas al padre) y su amiga Milena Jesenská (Cartas a Milena).
Milena, a la muerte de Kafka escribió su obituario en el que decía.
Lo que describe un espíritu noble y solidario, algo en cierta medida contradictorio con sus existencialistas y oscuras historias, es probable que la anécdota sí haya sucedido, pero realmente está poco documentado.
Kathi Diamant, una actriz, presentadora de televisión y escritora, en una entrevista con Judith Moore, narra una experiencia que le cambió la vida, cuando a los diecinueve años, en una clase de literatura en alemán en la Universidad de Georgia estaban traduciendo “La Metamorfosis” de Kafka y su instructor le preguntó si estaba emparentada con Dora Diamant.
Ella le contestó que no lo sabía y él le dijo:
— “Fue la última amante de Kafka. Estaban muy enamorados, él murió en sus brazos.
Agarró el atril y la miró directamente a los ojos diciéndole:
— Y ella quemó su última obra
Esto la ha llevado a realizar una verdadera “Doradisea”, en la búsqueda de la vida de Dora Diamant, de averiguar si estaba emparentada con ella y a crear un “Proyecto Kafka” en busca de los documentos perdidos del escritor, que se supone estuvieron en posesión de Dora Diamant y fueron requisados por la Gestapo.
¿Podrían estar entre esos documentos perdidos, las cartas de la muñeca?
En su sitio https://kathidiamant.sdsu.edu/, promociona su libro “Dora Diamant, el último amor de Kafka” en la que reivindica a la actriz que acompaño los últimos días del escritor y también su “proyecto Kafka” que consiste en la búsqueda y rescate de sus escritos perdidos.
Al final de la entrevista Judith le pregunta:
— ¿Encontraste alguna vez la respuesta a la pregunta que hace años te hizo tu profesor de literatura alemana: ‘Fräulein Diamant, ¿estás relacionada con Dora Diamant?’ ¿Eres pariente de Dora?
La respuesta de Kathi a esta última pregunta y toda esta fascinante historia la pueden leer a detalle en este sitio: https://www.sandiegoreader.com/news/2003/jun/12/kafkas-last-love/
No puedo asegurar que la hermosa historia de la muñeca viajera sea cierta, pero me gustaría que lo fuera y creo que, dada la personalidad de Franz Kafka, es posible que así haya sido, aunque la historia tenga muchas incongruencias, como:
¿Quién permitía a la niña reunirse diariamente con dos extraños?
¿Cómo no se dieron cuenta los padres de la niña de lo que pasaba?
Y muchas otras más que se les pueden ocurrir a ustedes, queridos lectores.