En nuestro post anterior, descubrimos que Aristóteles estableció la estructura fundamental de tres actos sobre la cual se basan la mayoría de las novelas occidentales. ¿Pero es esta la única estructura para una novela?
¡Por supuesto que no! Hay innumerables formas de estructurar una historia, pero el formato de tres actos sigue siendo el más convencional y accesible para los lectores. A menos que seas el próximo Julio Cortázar o James Joyce, es mejor seguir con la estructura clásica, especialmente si es tu primera novela.
¿Pero quién dice que no puedes crear la próxima Rayuela o Finnegans Wake que dejará a los académicos zumbando durante siglos? ¡Sueña en grande! Mientras tanto, profundicemos en los detalles de la estructura de tres actos definida por el gran filósofo griego.
Entonces, ¿qué son exactamente estos tres actos de los que seguimos hablando?
Acto Uno: La Preparación, introducción o planteamiento
Aquí es donde se establece el terreno para la historia que vendrá. Se nos presenta a los personajes, el escenario y el conflicto. Se establecen las apuestas y el lector queda enganchado.
Acto Dos: La Confrontación
En este punto la historia realmente despega. Los personajes enfrentan obstáculos y desafíos mientras intentan resolver el conflicto. La tensión aumenta y el lector está invertido en el resultado.
Acto Tres: La Resolución
Este es el momento en donde la historia llega a su fin. El conflicto se resuelve y los personajes salen cambiados, ya sea para bien o para mal. El lector queda satisfecho, habiendo viajado con los personajes y visto el final.
Así que ahí lo tienes. La estructura clásica de tres actos puede no ser la única forma de estructurar una novela, pero es una fórmula probada y verdadera que puede ayudarte a guiarte en el proceso de escritura.
Revisemos ahora con detalle cada uno de estos tres actos.
Acto uno. Planteamiento o introducción:
Es el momento en el que se presentan los personajes, se establece la escena y se prepara al lector para lo que está por venir. Sin embargo, si el enfoque se centra únicamente en las descripciones de personas, ciudades y tierras, los lectores abandonarán el libro antes de pasar a la segunda página.
Por lo tanto, la introducción no es solo un baile de debutantes donde los protagonistas son presentados a la sociedad. En cambio, en el primer capítulo (que discutiremos con más detalle más adelante), se debe lanzar un gancho atractivo. De esta manera, la introducción no solo presenta al protagonista, sino que también insinúa el conflicto que se avecina, ya sea de manera sutil o explícita. A veces, incluso algo impactante sucede en el primer capítulo que obliga al lector a seguir leyendo, este es el gancho en la introducción.
Luego, debe seguir un catalizador, el evento que desencadena la historia como una aventura, ya sea un viaje o varios actos como investigación, conflicto, batallas, viajes y más.
Cuando todo está en su lugar, se establece un punto de inflexión, el momento que pone en marcha los engranajes de la historia. Por ejemplo, en el primer capítulo de Snow Crash, algo tan mundano como entregar una pizza se convierte en una emocionante escena de acción, desarrollando rápidamente a los personajes principales y presentándolos de una manera caótica pero cautivadora, enganchando al lector desde las primeras páginas y dando inicio a una gran historia.
Acto Dos: La Confrontación
Ya sea que quieras cautivar a tus lectores desde el principio como Snow Crash o introducirlos suavemente en tu mundo como en el caso de El Hobbit, llegará un momento en que, después de presentar a tus personajes y el entorno en el que viven, debes sacudir las cosas y hacer que suceda algo.
Ese algo puede ser terrorífico, desastroso, emocionante, impredecible; lo que importa es que rompa el status quo y plantee un desafío, una crisis o un punto de inflexión que obligue al protagonista a tomar una decisión.
Aquí es donde entra en juego el monomito del héroe de Campbell que ya revisamos someramente antes.
- En el planteamiento vimos a nuestro héroe o heroína vivir normalmente en su mundo y enfrentarse a un dilema que lo llevó a tomar la decisión de emprender una aventura.
- El o la protagonista puede negarse a emprender la aventura porque no se siente preparado, carece de habilidades o no tiene suficiente coraje. Pero entonces aparece un mentor, un sabio, un guerrero experimentado que lo entrena, lo prepara y lo guía hasta que está listo para enfrentar su destino.
- Nuestro héroe o heroína acepta el desafío y se adentra en la aventura, encontrando aliados y enemigos, obstáculos y herramientas en el camino.
- El viaje los pondrá a prueba hasta el límite, tal vez incluso lo destruya, pero luego vendrá la recuperación, la resurrección y la transformación. El héroe o heroína regresará más convencido, con el poder, el elixir y la valentía necesarios para vencer la opresión, la tiranía, el mal.
- Con su nuevo conocimiento, arma o poder, nuestro querido héroe o heroína se apresta a librar una batalla final.
Esta estructura ha sido utilizada en innumerables novelas de héroes, pero eso no significa que no puedas agregarle tu propio toque de creatividad. ¡Adéntrate en tu propia aventura y sorprende a tus lectores con giros inesperados y desafíos emocionantes!
Acto tres. Desenlace, final
La gran batalla o última confrontación puede ser todo lo épica que quieras, puedes descubrir terribles secretos profundamente guardados de los protagonistas o antagonistas, puedes sacrificar personajes entrañables, destruir lugares, poner en vilo a todo el universo y terminar con la victoria final de los buenos.
Esta victoria no está exenta de grandes pérdidas, puede ser pírrica y dolorosa para los vencedores tanto como para los vencidos, puede ser el preámbulo de tiempos más oscuros o luminosos, dejando a nuestro héroe o heroína exhausto, pero vencedor que regresa al hogar transformado en una persona mejor, más sabia, más fuerte.
El final puede ser auto conclusivo o abierto, si piensas en una saga, esto queda a tu decisión.
Y, ¡Sí!
Esta estructura puede ser algo trillada, porque se ha usado durante siglos, desde Gilgamesh, que es la primera historia de aventuras, escrita hace más de 3000 años, hasta los héroes más recientes, como Harry Potter, Geralt de Rivia, Katniss Everdeen, ha demostrado ser exitosa, al menos en la cultura occidental y mantenerse siempre vigente, como lo puedes ver en los últimos personajes mencionados.
Así que ¡Manos a la obra!, digo, ¡A la pluma o teclado!