1995 – Javier C. Montero – Reseña

Navegando en Twitter, hoy convertido en “X”, me encontré con un personaje muy peculiar, se trata de @Baseball1983boy

 (Bradley Trevor – Baseball boy), que es el vicepresidente del Club de Fans de Bradley Trevor (Baseball boy) en su casa. Y sí… tiene el cromo de Bradley Trevor.

Pero que además de esas funciones de vicepresidente, es el escritor de una novela titulada “1995”, que firma con su nombre de autor Javier C. Montero, de la que habla y no habla en sus tuits.

Como pueden ver la maldita curiosidad es un mono que una vez nos atrapa, no nos suelta y terminé queriendo leerla, pero… ¡Sorpresa!, la novela no está en digital, solo en formato tapa blanda.

Suspiro.

La pedí en Amazon de Estados Unidos y la envié a una dirección en Boston en donde una pariente que trabaja llevando y trayendo encomiendas entre El Salvador y Estados Unidos, por una comisión, entonces, luego de hacer pedido, publiqué.

Esperé algo de tiempo, ya que los viajes de la chica no son muy frecuentes, una o dos veces al mes y después, el tiempo para ponernos de acuerdo para ir a traerla a su casa, por lo que, al cabo de algún tiempo, por fin la tuve en mis manos y me dije.

— Veamos de qué va esto y si valió la pena o si tendré que vengarme…. Mua ja já

Entonces publiqué lo siguiente en Twitter:

Reseña

Sin espóileres, bueno unos pocos quizá.

1995 es la novela de la vida de Román, un espabilado chico de doce años, enviciado por los videojuegos, al punto que su mesada semanal se la gasta en una sola sentada, hijo de David, apodado Dale, un buen hombre, pero muy peligroso, que tiene el increíble poder de perder trabajos, ocasionando involuntarios y espectaculares accidentes, que van subiendo de intensidad, conforme pasa el tiempo. Román vive con su madre y a veces duerme con su tía, que vive en el mismo edificio.

A Román le llaman Rob, por cierto oscuro parecido a un personaje de la película Robocop y estas alusiones a los personajes son constantes en la novela de manos de otro protagonista secundario, Tilo, el dueño de la tienda de videojuegos, donde Rob, pasa el tiempo, cada vez que algunas monedas llegan a sus manos.

Es un buen chico, pero no soporta que se hable mal de su padre, ni de su madre, lo que provoca en él la necesidad de enfrentar al ofensor con todo lo que tiene, poniéndolo inmediatamente en modo “Berserker”, perdiendo control de sus actos y desatando sus instintos más bestiales, pero con las capacidades físicas de un niño de doce años, es decir, explota en pura cólera, pero a pesar de sus limitaciones, consigue causar daño al objeto de su odio, es un experto con la hondilla (tirachinas, honda).

Está perdidamente enamorado de una bella chica mucho mayor que él, con una pasión platónica que lo desborda y que despierta un instinto asesino cuando ella comienza a relacionarse con un chico de su edad.

Su padre lo adora e intenta por todos los medios ser un buen referente para él, pero su maldición es más fuerte y no parece haber forma de evitar que pierda los trabajos que a duras penas consigue, creando situaciones que llegan a lo sobrenatural y que encasillan en ser un vago bueno para nada.

A partir de ahí en una endemoniada danza de gamberradas y desastres, se crea una espiral de acontecimientos que se van complicando cada vez más e incorporando elementos fantásticos, surrealistas con las acciones que se cometen y que se sufren, hasta estallar en un caos que incluyen demonios, brujería, viajes en el tiempo, grupos de guerreros malogrados, monstruos siderales

Contiene muchísimas referencias a videojuegos, películas y hechos populares de los años noventa, e incluso de más adelante, considerándose como “anacronismos” que significan rupturas en la línea temporal, toda una ensalada de conceptos y situaciones sacadas de los mismos videojuegos, series de anime y películas de terror, metidas en una licuadora y puestas a batir a velocidad máxima.

Crítica

Lo que he visto, lo que me gustó o no me gustó

Lo resumo en dos palabras: ¡Me encantó!

No podía dejar de leerla, el estilo es ligero, fluido y muy entretenido, está llena de referencias a los años noventa, a muchos videojuegos que realmente no estuvieron en mi vida, pues soy de dos generaciones anteriores y mi contacto con los videojuegos apenas llegó a Pac-man, Centiped y Defenders, pero en cuanto a las películas si me las podía todas, el estilo de la obra, me recordó mucho a “Ready Player ONE” en cuanto a la nostalgia por esas épocas.

Sin embargo, me resulta difícil clasificar esta novela, tiene mucho de drama, comedia, ciencia ficción, fantasía, terror y todos estos elementos se conjugan entre si a veces desenfrenadamente y de repente, con un claro orden.

Javier es un excelente narrador, la novela se va deslizando desde el principio como una carreta lanzada desde lo alto de una colina que va adquiriendo velocidad conforme desciende hasta tomar un ritmo endiablado que obliga al lector a seguir leyendo en forma obsesiva, sabiendo que tarde o temprano se estrellará contra algo.

El narrador omnisciente rompe a cara rato la cuarta pared y se auto reprende cuando suelta un anacronismo, como si fuera la propia historia quien tomase control de si misma y se pusiera a transitar por todos los géneros imaginables.

Los personajes están muy bien trazados y adquieren una voz potente que los lleva a la categoría de entrañables, a pesar de ser un perfecto gamberro, no se puede dejar de querer a Rob, digo a Román, un pillastre de doce años que recuerda a clásicos como el Gavroche de Víctor Hugo o a igualmente son muy queribles, Dale, Rebeca, la madre de Rob y María, la hermana de Rebeca y tía de Rob, que tiene un corazón muy grande, a pesar de que más adelante se descubren algunas de las cosas que sufrió.

La novela tiene mucho de guion de película, muchas escenas detalladas a un ritmo casi cinematográfico, incluso con movimientos de cámara incluidos, más adelante veremos la razón.

El final de la novela me confundió un poco, pero creo que era lógico ya que la historia se iba acelerando tanto que no podía terminar con un simple “Deux ex Machina”, sino mas bien con un “Deux est chao” en el que parece un episodio de un anime clásico con efectos, estrellitas y todo eso, que queda muy abierto, sobre todo con muchas referencias a una “segunda parte”.

Hubiera preferido un final más elaborado más completo, ya que el maremágnum al que se llega de golpe parece muy forzado, sin dar tiempo a que se desarrollen los protagonistas de ese final, simplemente se les mete en la trama de sopetón ni aviso y que vean ellos como se apañan con el relajo en que están metidos.

Pero, como dije al principio la novela me ha encantado, la recomiendo enormemente para quienes nacieron en los inicios de los ochenta y vivieron su adolescencia en los años noventa.

Algo que quisiera sugerirle es que también publique sus libros en formato digital, sobre todo si lo hace en Amazon, poco a poco este formato va ganando adeptos, incluso en gente vieja como este servidor, que prefiere leer en una Kindle antes que en físico, a pesar de lo que digan muchos talibanes del papel, además Amazon ofrece períodos de oferta en los que se puede poner gratis y eso aumenta el número de lectores que casi siempre terminan comprando en papel, me sucede con mis “Leyendas de El Salvador” y mi librito sobre “Gilgamesh”.

La portada tiene muchos elementos escenciales de la novela, está genial.

Al final, no habrá venganza, la compra valió la pena con creces.

En realidad, espero una segunda parte.

El autor

¿Quién es Javier C. Montero?

Javier C. Montero, español de Asturias, nació el año 1983, desde muy pequeño quiso hacer películas y escribir libros, vivió su adolescencia en los noventas teniendo prácticamente la misma edad que su protagonista Rob, en 1995, por lo que todo el sentimiento del personaje principal es genuino y palpable.

Estudió lo que en España llaman Ciclo de Grado Superior de Sistemas Informáticos, es informático como muchos de nosotros, luego la carrera de Filología Hispánica y después un Máster en Formación del Profesorado (para ser profe de instituto), pero al final no trabaja de nada de eso, sino que lo hace en el sector público, en el sanitario, dentro de una oficina peleándose a diario con números.

Por el lado artístico siempre quiso hacer películas y novelas, en un período de su adolescencia le dio muy fuerte por los guiones de cine y realizó algunos cursos de guion y entonces escribió bastante, pero al final se cansó. De ahí viene el estilo cinematográfico de la novela.

Luego se enfocó más en las novelas, teniendo varios proyectos a medias al mismo tiempo y decidió mejor, tratar de terminar alguna y justo la que logró concluir es la última de las que escribió, la cual tituló como “1995”.

Al respecto, el mismo Javier nos cuenta:

No tenía pensado publicarla por miedo al rechazo de las editoriales, la espera… pero cuando me enteré de que Amazon permitía publicar a la carta, ser autopublicado sin perder dinero, pues me animé, aunque no me doy mucha publicidad por vergüenza.
Ahora quiero publicar alguna más (hay una que ya está casi terminada), pero de las que escribí hace años y no llegué a publicar.
Yo digo que publico al revés de cómo escribí: la primera publicada es la última que escribí, la segunda publicada será la penúltima… y así, hacia atrás rescatando historias que tengo por aquí, xdd.

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