Este día en el trabajo, temprano en la mañana, partimos “La rosca de reyes” y el niño Jesús le quedó a un compañero que será quien nos convide a tamales el próximo 2 de febrero, “Día de la Candelaria”, que es una fiesta religiosa que se hace cuarenta días después de Navidad y conmemora la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén.
¿De dónde vienen estas tradiciones?
¿Quiénes son o más bien, fueron los tres reyes magos?
En la Biblia, en el libro de Mateo, Capítulo 2, versículos 1 al 12, se relata la visita de “los sabios de Oriente”, en dichos versículos se narra que llegaron a Jerusalén unos sabios de oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas, preguntando por el rey de los judíos que había nacido.
Hablaban de que seguían una estrella y que iba a adorarlo. Herodes que era un rey de Judea, impuesto por los romanos y vasallo de estos, se inquietó por esta noticia y les llamó para pedirles que en cuanto lo encontrasen, le avisaran para ir también a adorarlo, aunque su intención era matarlo ya que lo consideraba una amenaza a su reinado.
Los sabios se fueron y guiados por la estrella, llegaron donde había nacido el niño, se postraron ante él le rindieron homenaje, le ofrecieron oro, incienso y mirra, al final, alertados por un sueño, se fueron por otro camino, sin indicar a Herodes el paradero de este niño que se convertiría en el Jesús el Nazareno.
Así nace la leyenda de los tres reyes magos de oriente, aunque el texto bíblico no menciona que fueran reyes, no dice sus nombres o raza, ni especifica su número, bien pudieron ser doce, según otras fuentes, la tradición posterior les atribuyó esas características.
La idea de que eran reyes proviene de interpretaciones posteriores, influenciadas por textos como el Salmo 72:10-11 y las profecías de Isaías 60:1-6, que mencionan a reyes trayendo presentes.
Los nombres de los Magos tampoco son mencionados en la biblia, sino que aparecieron siglos después, en algunos textos cristianos de los siglos V y VI.
Un documento conocido como el “Evangelio Armenio de la Infancia” (apócrifo) incluye detalles del hecho y menciona sus nombres, que curiosamente son similares a los que en la actualidad se les asigna.
En dicho documento podemos leer el siguiente párrafo:
“Y, al mismo tiempo, un ángel se apresuró a ir al país de los persas, para prevenir a los reyes magos, y para ordenarles que fuesen a adorar al niño recién nacido. Y ellos, después de haber sido guiados por una estrella durante nueve meses, llegaron a su destino en el punto y hora en que la Virgen acababa de ser madre. Porque, en aquella época, el reino de los persas dominaba, por su poder y por sus victorias, sobre todos los reyes que existían en los países de Oriente. Y los reyes de los magos eran tres hermanos: el primero, Melkor, que imperaba sobre los persas; el segundo, Baltasar, que prevalecía sobre los indios; y el tercero, Gaspar, que poseía el país de los árabes. Habiéndose reunido por obediencia al mandato de Dios, se presentaron en Judea en el instante en que María había dado a luz. Y, habiendo apresurado su marcha, se encontraron allí en el tiempo preciso del nacimiento de Jesús.”
La versión más consolidada de los nombres aparece en el siglo VIII, en textos de la tradición latina.
La tradición terminó por aceptar los nombres siguientes, representando ciertas características y zonas de la tierra.
Gaspar: Representa a Asia. Se le describe a menudo como un hombre joven con cabellos oscuros. Su regalo fue incienso, símbolo de divinidad.
Melchor: Representa a Europa. Generalmente, es un anciano de cabellos blancos y barba larga. Su regalo fue oro, que simboliza realeza.
Baltasar: Representa a África. A menudo se le muestra con piel oscura. Su regalo fue mirra, símbolo de humanidad y sufrimiento, usada en ritos funerarios.
También les dieron diferentes significados.
Melchor: Nombre de origen semita, que puede significar “rey de la luz” o “rey de la ciudad”.
Gaspar (o Caspar): Derivado del persa “Kansbar”, que significa “tesorero” o “administrador del tesoro”.
Baltasar: De origen acadio o babilónico, relacionado con el nombre “Bēl-šar-uṣur”, que significa “que Baal proteja al rey”.
Los regalos sin son mencionados en el texto bíblico, pero su significado espiritual fue designado después y este es el siguiente:
Oro: La majestad y realeza de Jesús.
Incienso: Su sacralidad o divinidad.
Mirra: Su sacrificio, humanidad y perpetuación ante la muerte.
Los restos de los magos, según la tradición católica, descansarían en la Catedral de Colonia, Alemania, en un sarcófago triple llamado Dreikönigsschrein. Este relicario es el más grande del mundo occidental y está ubicado detrás del altar mayor de la catedral.
La tradición cuenta que los restos de los Reyes Magos fueron descubiertos en Jerusalén por Santa Elena en el siglo IV y trasladados a Constantinopla. Posteriormente, Eustorgio I, obispo de Milán, los llevó a esa ciudad en un sarcófago de mármol. En 1164, tras el saqueo de Milán, las reliquias fueron entregadas a Reinaldo de Dassel, arzobispo de Colonia, quien las colocó en el relicario de la catedral.
Aunque hasta el siglo XIX se creía que los huesos eran auténticos, hoy en día no hay pruebas históricas que lo respalden.
La celebración comenzó entre los siglos III y IV, en las distintas iglesias orientales, en un sincretismo con cultos paganos del 6 de enero que eran fiestas griegas en honor a Dioniso o Alejandrinas (en las mismas fechas), en honor al nacimiento de Aion o Eon.
En el siglo XV en Florencia se celebraba el viaje de adoración de los magos que incluía una representación del viaje de los tres reyes magos por las calles de Florencia y que se hizo tradición en muchos países de Europa.
Para la consolidación de la tradición, ayudaron escritos como la popular “Historia Trium Regum” (Historia de los Tres Reyes Magos), creación del escritor y fraile carmelita alemán, Juan de Hildesheim.
Dicho libro registra la historia de los Tres Reyes Magos, derivada de la historia bíblica, incluyendo sus antecedentes antes de su viaje a Belén siguiendo la famosa Estrella, sus vidas después de la Adoración y la historia de sus reliquias (se dice que yacen en el Santuario de los Tres Reyes Magos en la Catedral de Colonia en Colonia, Alemania). También se incluye un largo relato del descendiente de los Reyes Magos, el legendario sacerdote-rey Preste Juan de la leyenda medieval. La obra fue atribuida a Juan de Hildesheim por comentaristas posteriores como Johannes Trithemius, pero no todos los historiadores modernos dan esto por sentado.
Tradiciones Populares.
Día de Reyes (Epifanía): Se celebra el 6 de enero, especialmente en países de tradición católica, como España y América Latina. Conmemora la llegada de los magos a Belén, que reparten regalos a los niños, en conmemoración de los regalos que dieron al niño Jesús.
Rosca de Reyes: En España, México y otras regiones, se parte la rosca, en la que se esconde un muñeco que representa al niño Jesús,, originalmente se escondía un haba, que con el tiempo se convirtió en la figurita, simbolizando a quien la recibe en su porción como rey de la reunión y la obligación de invitar a los presentes en la rosca de reyes a comer tamales y atoe, el día 2 de febrero, día de la Candelaria.
Cabalgatas: En España y otros países, se realizan desfiles donde los Reyes Magos recorren las calles regalando dulces.
La celebración de los Reyes Magos representa un encuentro entre la fe, la tradición y la cultura. Religiosamente, simboliza la revelación de Jesucristo como Salvador no solo para el pueblo judío, sino para toda la humanidad, a través de la visita de sabios provenientes de tierras lejanas. Culturalmente, encarna valores universales como la búsqueda de la verdad, la generosidad y la unidad en la diversidad, al reunir a personajes de diferentes edades, culturas y regiones en un acto de adoración y entrega.
Esta festividad, que cierra el ciclo navideño, nos invita a reflexionar sobre la luz que guía nuestras vidas, la importancia de dar y recibir con humildad y el reconocimiento de la humanidad como un todo unido por propósitos superiores. Es una tradición que trasciende lo religioso, alimentando el sentido de comunidad, esperanza y gratitud en cada rincón donde se celebra.