Micromegas (Micromégas, en francés) es un cuento filosófico de François-Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire, abogado, escritor y filósofo francés, representante de “la ilustración francesa”, autor prolífico y universal que escribió, entre muchas otras obras, el cuento que revisamos en estos momentos.
La historia o cuento de Micromegas tiene poca extensión, fue publicado presuntamente en el año 1752, en pleno “Siglo de las luces”, aunque existe cierta controversia al respecto del año exacto en que vio la luz al público, pues la edición original aparece sin fecha, sin embargo, las dos siguientes ediciones están datadas como impresas en Londres, en el año 1752.
Sobre la finalidad o el género del cuento también hay cierto debate impulsado por el mismo Voltaire, cuando en una carta habla de su Micromegas, como de una “vieja broma (…)”, otra posibilidad es la de considerarlo un relato satírico, otros académicos como, Carlos López Beltrán opinan lo siguiente:
Como sea, Micromegas tiene muchos puntos y aspectos curiosos que han puesto a los críticos y estudiosos a investigar y a discutir sobre el cuento.
Al parecer, Micromegas tiene como predecesor un texto precedente, obra del mismo autor, el cual se considera en estos tiempos como perdido, pues en una carta fechada en el año 1739, Voltaire remite a su amigo y mecenas, el rey de Prusia, Federico II, un relato llamado “El Viaje del Barón de Gangán”, que es, según puño y letra de Voltaire, “una tontería filosófica que solo debe leerse igual que uno descansa de un trabajo serio con las bufonadas de Arlequín” y el rey le habría contestado, refiriéndose al mismo texto, cómo el periplo de un viajero celeste que reducía a su justo valor “las cosas que los hombres acostumbran a llamar grandes”, en referencia a lo que había leído.
A pesar de que parece estar refiriéndose a la historia base de Micromegas, se trata de otro relato previo, pero no se conserva copia alguna del texto mencionado.
Cuando se revisa la correspondencia cruzada entre Voltaire y el rey, Federico II de Prusia se deduce entonces que Micromegas se basa en el esquema conceptual de “El viaje del barón de Gangán”, posiblemente con algún cambio menor como el nombre del protagonista y otras notaciones sobre el año de publicación.
El cuento “Micromegas” entonces, resulta ser un desarrollo, digamos, más formal del “Viaje del Barón de Gangán”, en el que Voltaire vierte sus meditaciones científicas, típicas del período de Cirey.
Recordemos que Voltaire luego de haber publicado sus incendiarias “Cartas filosóficas” se giró orden de captura sobre él, fue perseguido y pasó algún tiempo en un castillo en Cirey-sur-Blaise, al amparo de la marquesa Émilie du Châtelet, con quien tenía profunda amistad, seguramente también porque, parafraseando a Les Luthiere:
“Se pasaba largas horas en la biblioteca de la opulenta marquesa du Châtelet cuyos volúmenes le apasionaban”.
La marquesa du Châtelet, era una fascinante mujer de la que se debería saber más, pues tenía una sólida educación científica y filosófica, algo extraño para la época y sus contribuciones a la ciencia y a la cultura son apreciables.
Durante el “período de Cirey”, que, Voltaire alargó por casi diez años, tuvo la oportunidad de estar libre de toda preocupación económica o personal y se dedicó a extensos trabajos filosóficos y el Micromegas, lo escribió cuando se encontraba en un punto en el que acaba de escribir el “Tratado de Metafísica” (1734) y se encontraba atareado con los “Elementos de la filosofía de Newton” (1738), entonces el relato, lo utiliza como divertimento para distraer la mente entre los profundos trabajos que estaba desarrollando.
Pero sin abandonar la vocación formadora de sus escritos, de pronto, en su cuento, Voltaire se encuentra abordando el tema de la relatividad en sentido moral: si el hombre no es sino un punto imperceptible en el universo, ¿cómo justificar su orgullo?; su pretenciosa metafísica sólo conduce a la intolerancia y al ridículo.
Voltaire escribió ensayos, poemas épicos, obras de teatro, tratados históricos y en el caso de Micromegas se trata de un cuento fantástico que no tiene mucha relación con las obras que normalmente salían de la pluma del escritor francés, pero debemos hacer notar que en esos momentos históricos, nos encontrábamos en la época en que se publicaron obras como la Utopía de Tomas Moro, el periplo de Robinson Crusoe de Daniel Defoe y los Viajes de Gulliver de Jonathan Swift, la literatura de viajes fantásticos estaba de moda y Voltaire como ya apuntamos, incursionaba en todos los géneros literarios.
Dentro del género, tenemos relatos como Somnium (1634) una novela de Johannes Kepler, el famoso astrónomo, que contaba el viaje a la Luna, en 1657, Cyrano de Bergerac narra un viaje al Sol en “El Otro Mundo”, en 1666 Margaret Cavendish publica “El Mundo Ardiente”, Marie-Anne Robert publica “El nuevo Mentor”, que narra otro viaje por el Sistema Solar, en 1781 se publica El Barón de Munchausen (1781), en 1771, Louis-Sébastien Mercier publica “2440” iniciando los relatos de anticipación científica, así, con este panorama literario, llegamos a Micromegas.
El relato ha sido considerado como una de las primeras obras de ciencia-ficción de la literatura, pues narra un viaje interplanetario efectuado por un gigantesco y extraordinario ser de otro mundo que obligado por las intrigas de enemigos gratuitos, cosa extraña en nuestro planeta, se ve forzado a abandonar su planeta y transita por el universo hasta llegar al sistema solar, llegando a nuestro planeta, La Tierra, y en el trayecto se encuentran con algunos detalles curiosos que el narrador explica, como el hecho de que Marte tiene dos lunas, hecho que según el saber de la época era una falacia como veremos más adelante.
Recordemos que en su libro “Los viajes de Gulliver”, Jonathan Swift, el aclamado escritor satírico inglés, describe, en uno de los viajes del personaje principal a un reino llamado “Balnibarbi”, a los habitantes de una extraña y misteriosa isla voladora llamada “Laputa” habitada por personajes muy abstraidos en la ciencia, quienes habrían descubierto la existencia de las dos lunas de Marte y realizado cálculos sobre sus respectivas órbitas, mucho antes de su descubrimiento oficial en 1877 por el astrónomo estadounidense, Asaph Hell.
Los viajes de Gulliver se publicarón antes que Micromegas, por lo que es de suponer, que el frances hizo un guiño humorístico a su colega inglés.
El hecho es que Micromegas, es poco más que un divertimento de Voltaire, tiene un trasfondo filosófico de crítica a su sociedad, como mucho de lo que escribió.
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