La montaña mágica – Thomas Mann

Mi primer encuentro con el autor alemán Thomas Mann, (premio Nobel en 1929), fue con “Las tablas de la ley”, que venía como el segundo relato de un libro cuyo principal historia era “La muerte en Venecia” del mismo autor, la cual, por cierto, no leí.

Me llamó más la atención esta breve y muy bien documentada historia sobre Moises y la liberación del pueblo judío de Egipto, desde entonces no había leído nada más de Mann.
Hasta hace poco que me decidí por “La montaña mágica” a raíz de los muchos buenos comentarios que he visto y leído por ahí, sobre dicha obra.

La Montaña Mágica es una novela escrita y publicada en 1924. Es considerada una de las obras maestras de la literatura moderna y es emblemática por su profundidad filosófica, su complejidad narrativa y su retrato de la Europa de principios del siglo XX.

Su argumento podría considerarse muy simple. Un joven va a un sanatorio a visitar a su primo y descubre que también está enfermo y se queda siete años conviviendo con toda la gente ahí internada, logrando una transformación. Esto lo explicamos con más detalle en el siguiente resumen.

Argumento

De qué va la cosa

La historia trata sobre Hans Castorp, un joven ingeniero alemán que visita un sanatorio en los Alpes suizos para ver a su primo Joachim, quien está siendo tratado por tuberculosis. Lo que inicialmente iba a ser una estancia de tres semanas se convierte en una estadía de siete años, durante los cuales Hans se enfrenta a cuestiones fundamentales de la vida: la enfermedad, la muerte, el tiempo, y las tensiones intelectuales y emocionales que marcaron la época.

El sanatorio, Berghof, se convierte en un microcosmos de la sociedad europea, con pacientes de diversas nacionalidades que representan diferentes ideologías y visiones del mundo. A través de sus interacciones con personajes como Settembrini, un defensor del humanismo y la razón, y Naphta, un jesuita radical, Hans Castorp es introducido en debates filosóficos sobre la vida y la muerte, la razón y la fe, el progreso y la decadencia.

Entre conversaciones, actividades que van desde caminatas extremas, investigaciones de botánica, pasando por sesiones espiritistas y debates que se entablan sobre historia, antisemitismo, economía, guerra, se tocan muchos temas trascendentales de la vida y de la sociedad alemana de principios del siglo veinte.

El crecimiento y decrecimiento del propio Hans Cartorp es el eje central de la novela, que llega a un final apoteósico, que no les voy a comentar para no estropear la sorpresa.

Temas Principales

Lo que toca y no toca

Tiempo y espacio: La novela explora la naturaleza subjetiva del tiempo, especialmente en el contexto del aislamiento del sanatorio, donde el tiempo parece “detenerse” y perder su significado.

Enfermedad y muerte: La tuberculosis, que afecta a casi todos los personajes del sanatorio, se convierte en una metáfora de la fragilidad humana y el límite inevitable de la muerte.
Humanismo vs. Misticismo: A través de los diálogos filosóficos entre Settembrini y Naphta, la novela explora la tensión entre la razón, el progreso científico y las inclinaciones místicas o religiosas.

La decadencia de Europa: Ambientada antes de la Primera Guerra Mundial, la novela también se lee como una reflexión sobre la crisis de la civilización europea, tocando sus creencias, valores, mitos, nacionalismo, ideas, antivalores, etc. Anticipando el conflicto y las tensiones que llevarían a la guerra.

Con un toque de ironía, Mann retrata a una Europa al borde del colapso, donde los personajes se enzarzan en largas discusiones sobre temas fundamentales para la humanidad, pero parecen tan estancados en sus propias reflexiones que ni siquiera ven el abismo hacia el que se dirigen. Es casi como si Thomas Mann intentara advertir al lector del peligro de perderse en las nubes del intelecto, sin anclarse en la realidad.

Estructura

Cómo está escrita

Mann adopta una voz narrativa en tercera persona omnisciente que alterna entre la objetividad distante y una ironía sutil, característica del autor. El narrador no solo relata la historia de Hans Castorp, sino que interviene con reflexiones y comentarios metanarrativos que hacen guiños al lector, cuestionando la propia naturaleza del relato.

Los personajes en la novela son más que individuos: son arquetipos o portavoces de ideas filosóficas, políticas y culturales. Esto se refleja en la manera en que Mann construye sus diálogos y caracterizaciones.

Así tenemos a Hans Castorp el protagonista en proceso de aprendizaje, su primo Joachim que encarna los valores militares, especialmente el sentido del deber, Claudia Chauchat que representa la sensualidad y el deseo, pero también un símbolo de la inalcanzable ambigüedad del amor y la atracción, Settembrini evoca el humanismo racional y progresista, con una fe casi inquebrantable en la educación y la razón, Naphta, el opuesto ideológico de Settembrini, un intelectual místico y reaccionario, defensor de la religión, la violencia y el autoritarismo.

La novela está escrita con un estilo denso y deliberado, que es característico en Thomas Mann, combinando elementos de la Bildungsroman (novela de formación o aprendizaje) con reflexiones filosóficas y simbólicas profundas. Aunque puede parecer que la trama se desarrolla lentamente, esto es a propósito, pues Mann utiliza la prolongada estancia de Hans en el sanatorio para desarrollar los temas centrales de la novela.

Impacto y Relevancia

¿Por qué se habla tanto de ella?

La Montaña Mágica es a menudo vista como un retrato del declive de la civilización europea antes de la Primera Guerra Mundial y una meditación sobre la naturaleza de la existencia humana. Es una obra clave dentro del modernismo literario, y ha sido ampliamente estudiada e interpretada en diversas disciplinas, desde la filosofía hasta la crítica literaria.

El impacto de La montaña mágica en la literatura fue innegable, tanto como inspiración para otros autores, como advertencia a la locura humana. Su exploración de temas universales desde un espacio tan limitado inspiró a autores como Milan Kundera y Herman Hesse, y el texto sigue siendo un referente en el análisis literario.

¿O acaso no hay algo de Hans Castorp en el antihéroe contemporáneo, ese personaje ensimismado que se pierde en su propia búsqueda del sentido?

Sin embargo, la novela también se ha convertido en un símbolo de la novela “difícil”: ese tipo de libro que uno lee (o al menos presume haber leído) para sentirse un poco más inteligente. La montaña mágica es una lectura que exige paciencia, tanto por su extensión como por su ritmo y densidad. Y aunque para algunos sea una joya literaria, para otros es una montaña que parece imposible de escalar, y no precisamente mágica.

Al final, uno podría preguntarse si el verdadero triunfo de Thomas Mann fue crear una historia tan cautivadora como claustrofóbica, tan universal como absurdamente compleja. Es un viaje que muchos comienzan y pocos terminan, pero que, sin duda, deja una marca, como cualquier buena fiebre.

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