En una definición bastante general, la poesía es un género literario que expresa sentimientos, ideas, y reflexiones a través de la palabra, ya sea en verso o en prosa. Se caracteriza por su belleza y capacidad para evocar emociones.
La poesía surge con las primeras civilizaciones, casi coincidiendo con el origen del habla humana, desde la antigua Mesopotamia, nos vienen los más arcanos poemas registrados en las famosas las tablillas con texto cuneiforme que transmitieron el primer poema épico de la humanidad, la historia del Gilgamesh.
Junto con la poesía surgen por añadidura, los poetas y poetisas, porque sí, las mujeres han estado presentes desde los albores de la creación poética.
En este esbozo comparativo, vamos a revisar la trágica vida y obra de dos mujeres que, aunque coincidieron, más o menos, en el tiempo, no lo hicieron en el espacio ni en el medio en el que se desenvolvieron, pero que tienen muchos aspectos en común.
Se trata de las poetisas, Alejandra Pizarnik de Argentina, nacida en Avellaneda, el 29 de abril de 1936 y fallecida en Buenos Aires el 25 de septiembre de 1972 y Silvia Plath, estadounidense, nacida en Boston el 27 de octubre de 1932 fallecida en Londres el 11 de febrero de 1963.
Sylvia Plath y Alejandra Pizarnik son dos de las figuras más emblemáticas de la poesía confesional y existencial del siglo XX. Sus vidas estuvieron marcadas por una intensa introspección, luchas internas, y un profundo interés por la muerte, el dolor, la identidad, los problemas mentales y comparten un final trágico, el suicidio.
Aunque nacieron y vivieron en contextos culturales, sociales y políticos muy diferentes, sus obras revelan un diálogo común sobre el sufrimiento humano y la alienación.
Vida y biografía
Vida, pasión y muerte
Sylvia Plath
Sylvia Plath nació el 27 de octubre de 1932 en Boston, Massachusetts. Hija de Otto y Aurelia Plath. Desde joven, mostró talento académico y literario, escribiendo su primer poema a los ocho años y ganando becas para estudiar en Smith College y en la Universidad de Cambridge, donde publicó poesía en revistas literarias.
Sin embargo, su vida estuvo marcada desde temprano por la muerte de su padre cuando tenía solo ocho años, un evento que influiría siempre en su obra
En Cambridge conoció al poeta Ted Hughes, con quien se casó en 1956. Su matrimonio fue tumultuoso y estuvo marcado por infidelidades, un tema que aparece en su poesía como símbolo de traición y dolor emocional.
Ted Hughes terminó por abandonar a su mujer y a sus dos hijos pequeños del matrimonio para irse a vivir con una mujer casada, la también poetisa Assia Wevill.
Plath luchó contra la depresión durante toda su vida, lo que culminó el 11 de febrero de 1963, cuando enferma, con dos hijos y con muy poco dinero, entró a la cocina de su casa, abrió la puerta del horno de la cocina, abrió la llave del gas y metió la cabeza dentro, asfixiándose hasta desmayarse y morir.
De sus obras, solo la primera “El Coloso” fue publicada mientras vivía, en 1960, el resto fueron editadas por su viudo Ted Hughes, quien se volvió blanco de las feministas admiradoras de la obra de Plath, a un extremo tal que, en su tumba, sistemáticamente eliminaban con cincel el apellido de Hughes, en la lápida que decía “Silvia Plath Hughes.
El último poema de Ted Huges titulado, “Ultima Carta”, habla sobre los últimos días de su esposa.
La obra de Plath incluye la novela semi-autobiográfica The Bell Jar y colecciones de poesía como The Colossus (1960) y Ariel (1965), publicada póstumamente. Ariel consolidó su lugar como una de las voces más poderosas de la poesía confesional.
Su último poema se llama “Al borde” y es una antesala a su muerte.
Al borde
La mujer se perfecciona.
Su cadáver
muestra la sonrisa del triunfo,
la ilusión de una griega necesidad
flota en los pliegues de su toga,
sus desnudos
pies parecen decir:
hemos llegado muy lejos, se acabó.
Silvia Plath
Alejandra Pizarnik
Alejandra Pizarnik nació el 29 de abril de 1936 en Buenos Aires, Argentina, en el seno de una familia de inmigrantes judíos de Europa del Este. Desde temprana edad, enfrentó inseguridades sobre su apariencia, su voz, y su identidad. Estas tensiones marcaron su obra, caracterizada por una profunda introspección y una búsqueda constante de autenticidad.
Estudió filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires, pero abandonó la carrera para dedicarse a la poesía. Durante su estancia en París (1960-1964), entró en contacto con autores como André Breton y Julio Cortázar, quienes influenciaron su estilo.
A lo largo de su carrera, publicó obras como Árbol de Diana (1962) y Los trabajos y las noches (1965). Su poesía, cargada de simbolismo y surrealismo, es considerada fundamental en la literatura latinoamericana.
Al igual que Plath, sufrió episodios de depresión severa e internamientos en sanatorios y aprovechando una salida de uno de ellos, el 25 de septiembre de 1972 se suicidó mediante una sobredosis al ingerir 50 comprimidos de Secobarbital un sedante barbitúrico que entre sus características deprime el centro respiratorio, por lo que su administración debe ser controlada médicamente. La encontró una amiga suya, de madrugada, agonizando en su departamento. Murió camino al hospital y la velaron en la Sociedad Argentina de Escritores que se estrenó con su velatorio.
Se dice que en el pizarrón de su casa dejó escritos sus últimos versos que son los que siguen.
“No quiero ir
nada más
que hasta el fondo…"
Alejandra Pizarnik
Entorno Social, cultural y político
El tiempo que les tocó vivir
Sylvia Plath
Ahora estoy aquí callada, inmersa
Hasta el cuello en mi odio.
Un odio denso, denso.
No hablo.
Estoy empaquetando las papas duras como si fueran ropa buena,
Empaquetando a los niños,
Empaquetando los gatos enfermos.
El entorno social y cultural de Plath estuvo inmerso en la sociedad estadounidense de los años 50 y 60. Las mujeres vivían para cumplir sus roles como esposas y madres, una realidad que Plath resintió profundamente. Aunque sus logros literarios la destacaron, sus escritos reflejan la frustración de una mujer atrapada entre las expectativas sociales que la relegaban a las tareas domésticas y su deseo de independencia creativa.
La literatura confesional, representada por figuras como Anne Sexton y Robert Lowell, influyó en su estilo, brindándole un espacio para explorar temas tabúes como la maternidad, el suicidio y la enfermedad mental. Plath también estuvo influenciada por poetas románticos como William Blake y contemporáneos como W.H. Auden.
Alejandra Pizarnik
"Soy mujer.
Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea.
Es el calor de las otras mujeres,
de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible,
luchador,
de piel suave
y tierno corazón guerrero”.
La Argentina de Pizarnik enfrentaba un clima político represivo, con dictaduras militares que limitaron la libertad de expresión, por lo que su obra es más simbolista que explícita. En este contexto, su obra puede interpretarse como una resistencia a las restricciones sociales y culturales. Además, como mujer escritora, tuvo que luchar contra la marginalización en un ambiente dominado por hombres.
La influencia del surrealismo europeo, junto con poetas como Stéphane Mallarmé y Arthur Rimbaud, es evidente en su obra. Sin embargo, Pizarnik también se conecta con tradiciones poéticas latinoamericanas, como las de César Vallejo y Octavio Paz, quienes exploraron el sufrimiento humano y el simbolismo.
Lo que las une
Sus demonios internos
Lucha con la Identidad
Plath y Pizarnik compartieron una lucha constante con su identidad. Para Plath, esta lucha se expresó en la tensión entre sus roles tradicionales y su deseo de ser una artista independiente. En “Lady Lazarus”, por ejemplo, Plath explora la resurrección como un acto de desafío, reclamando su autonomía a través del arte.
Pizarnik, en cambio, abordó la identidad como una búsqueda introspectiva. En “En esta noche, en este mundo”, escribe: “lo que pasa con el alma es que no se ve / lo que pasa con la mente es que no se ve / lo que pasa con el espíritu es que no se ve”. Este verso ilustra su sensación de alienación y su lucha por encontrar una voz propia en un mundo hostil.
Depresión y Muerte
La fascinación con la muerte es central en las obras de ambas poetisas. Para Plath, la muerte aparece tanto como una amenaza como una fuente de liberación. En “Ariel”, el acto de cabalgar se convierte en una metáfora del deseo de trascendencia, pero también de aniquilación.
Pizarnik aborda la muerte desde un enfoque existencial y filosófico. En “El despertar”, describe: “¿Cómo no me suicido frente a un espejo y desaparezco para reaparecer en el mar”. Esta fragmentación refleja su obsesión con el vacío y la muerte como un estado inevitable.
Relación con el Lenguaje
Ambas poetisas utilizaron el lenguaje como herramienta para explorar su psique. Plath adopta un enfoque visceral, cargado de imágenes potentes y metáforas directas, como en “Daddy”. Este poema combina sentimientos de odio y dependencia hacia la figura paterna, simbolizando su relación ambivalente con la autoridad.
Pizarnik, en cambio, se enfoca en los límites del lenguaje. En “Piedra fundamental”, escribe: “Yo no sé de pájaros, no conozco la historia del fuego”. Aquí, el lenguaje no solo comunica, sino que también construye silencios y ausencias, enfatizando lo inefable.
Lo que las separa
Cultura y entorno
Contexto Geográfico y Político
Plath se sitúa en un entorno donde la lucha feminista comenzaba a emerger, mientras que Pizarnik escribió desde un contexto político más opresivo. Esto influye en el tono de sus obras: Plath adopta una postura combativa, mientras que Pizarnik opta por la introspección y el simbolismo.
Influencias Literarias
Aunque ambas estuvieron influenciadas por corrientes europeas, las influencias específicas de Pizarnik (surrealismo y existencialismo) difieren de las de Plath (romanticismo y confesionalismo).
Estilo y Estructura
Plath utiliza una estructura poética más directa, con un lenguaje vívido y emocional, mientras que Pizarnik prefiere la brevedad y el simbolismo hermético.
Mano a mano poético
Máscara contra Cabellera
“Lady Lazarus” (Plath) vs. ” El despertar (a León Ostrov ) ” (Pizarnik)
Lady Lazaruz – Silvia Path Lo he vuelto a hacer. Un año de cada diez Yo lo logro—— Una especie de milagro andante, mi piel. Brillante como una pantalla de lámpara nazi, Mi pie derecho Un pisapapeles, Mi cara es fina y sin rasgos distintivos. Lino judío. Quitar la servilleta Oh mi enemigo. ¿Te aterrorizo? ¿La nariz, las cuencas de los ojos, la dentadura completa? El aliento agrio Desaparecerá en un día. Pronto, pronto la carne La cueva de la tumba se comerá En casa en mi Y yo una mujer sonriente. Sólo tengo treinta años. Y como el gato tengo que morir nueve veces. Este es el número tres. ¡Qué basura! Aniquilar cada década. ¡Qué millón de filamentos! La multitud que mastica cacahuetes Se mete a empujones para ver Me desenvuelven las manos y los pies. El gran striptease. Señores, señoras Estas son mis manos Mis rodillas. Puede que sea piel y huesos, Sin embargo, soy la misma, idéntica mujer. La primera vez que ocurrió tenía diez años. Fue un accidente. La segunda vez quise decir Para que dure y no vuelva nunca más. Me quedé quieto Como una concha marina. Tuvieron que llamar y llamar. Y quítame los gusanos de encima como si fueran perlas pegajosas. Morir Es un arte, como todo lo demás. Lo hago excepcionalmente bien. Lo hago de tal manera que se siente como el infierno. Lo hago para que parezca real. Supongo que podría decir que tengo un llamado. Es bastante fácil hacerlo en una celda. Es bastante fácil hacerlo y no moverse. Es lo teatral Regreso a pleno día Al mismo lugar, la misma cara, la misma bestia. Grito divertido: ‘¡Un milagro!’ Eso me deja sin palabras. Hay un cargo Por mirar mis cicatrices, hay un cargo Para la escucha de mi corazón—— Realmente va. Y hay un cargo, un cargo muy grande. Por una palabra o un toque O un poco de sangre O un mechón de mi pelo o de mi ropa. Así es, así es, señor doctor. Así que, señor enemigo. Yo soy tu obra, Yo soy tu valioso, El bebe de oro puro Eso se derrite hasta convertirse en un chillido. Me giro y ardo. No creas que subestimo tu gran preocupación. Ceniza, ceniza… Pinchas y revuelves. Carne, hueso, no hay nada allí… Una pastilla de jabón, Un anillo de bodas, Un relleno de oro. Señor Dios, señor Lucifer Tener cuidado Tener cuidado. De las cenizas Me levanto con mi pelo rojo Y yo como a los hombres como al aire. | El despertar – Alejandra Pizarnik (a León Ostrov) Señor La jaula se ha vuelto pájaro y se ha volado y mi corazón está loco porque aúlla a la muerte y sonríe detrás del viento a mis delirios ¿Qué haré con el miedo? ¿Qué haré con el miedo? Ya no baila la luz en mi sonrisa ni las estaciones queman palomas en mis ideas Mis manos se han desnudado y se han ido donde la muerte enseña a vivir a los muertos Señor El aire me castiga el ser Detrás del aire hay mounstros que beben de mi sangre Es el desastre Es la hora del vacío no vacío Es el instante de poner cerrojo a los labios oír a los condenados gritar contemplar a cada uno de mis nombres ahorcados en la nada. Señor Tengo veinte años También mis ojos tienen veinte años y sin embargo no dicen nada Señor He consumado mi vida en un instante La última inocencia estalló Ahora es nunca o jamás o simplemente fue ¿Còmo no me suicido frente a un espejo y desaparezco para reaparecer en el mar donde un gran barco me esperaría con las luces encendidas? ¿Cómo no me extraigo las venas y hago con ellas una escala para huir al otro lado de la noche? El principio ha dado a luz el final Todo continuará igual Las sonrisas gastadas El interés interesado Las preguntas de piedra en piedra Las gesticulaciones que remedan amor Todo continuará igual Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo porque aún no les enseñaron que ya es demasiado tarde Señor Arroja los féretros de mi sangre Recuerdo mi niñez cuando yo era una anciana Las flores morían en mis manos porque la danza salvaje de la alegría les destruía el corazón Recuerdo las negras mañanas de sol cuando era niña es decir ayer es decir hace siglos Señor La jaula se ha vuelto pájaro y ha devorado mis esperanzas Señor La jaula se ha vuelto pájaro ¿Qué haré con el miedo? |
“Lady Lazarus” (Sylvia Plath) fue escrito poco antes de su suicidio y publicada en Ariel, “Lady Lazarus” es una exploración visceral de los intentos de Plath de controlar su destino frente al dolor emocional. El poema presenta la muerte como un proceso cíclico de destrucción y renacimiento, donde la autora reclama el poder sobre su vida y su narrativa.
El poema es teatral y combativo, lleno de referencias culturales y simbólicas como el mito de Lázaro, el Fénix y alusiones al Holocausto.
“El despertar (a León Ostrov)” de Alejandra Pizarnik fue dedicado a su psicoanalista, con quien mantuvo una amistad intelectual y profesional, este poema es una meditación introspectiva sobre el vacío, el miedo y la alienación. Pizarnik aborda la muerte no como un evento tangible, sino como una experiencia emocional y existencial que define su ser.
El poema está marcado por imágenes oníricas y una sensación de desesperanza contenida, combinada con destellos de lucha interna.
Legado Literario
Por qué vivirán para siempre
Plath: Su obra ha inspirado el feminismo y la poesía confesional, abordando temas como la maternidad, la enfermedad mental y la lucha por la autonomía.
Pizarnik: Un ícono de la poesía latinoamericana, cuya exploración del lenguaje y la subjetividad resuena en autores contemporáneos.
«Mi gran tragedia es haber nacido mujer» Silvia Plath
«De este modo, afirmo que haber nacido mujer es una desgracia, como lo es ser judío, ser pobre, ser negro, ser homosexual, ser poeta, ser argentino, etc» Alejandra Pizarnik