Viajando por Perú – De Nazca a Puno (Titicaca)

Abordamos el autobus faltando un cuarto para las ocho de la noche y nos preparamos para un lagro viaje en una aún más larga noche, era la primera vez que dormíamos en marcha dentro de un autobus y pensamos que sería algo bastante tranquilo.

Y lo fue, pero no pudimos dormir, a pesar de que los asientos son muy cómodos, por alguna razón el hecho de estarnos moviéndonos por calles desconocidas durante las horas más profundas de la noche, nos mantuvo en un estado de semi vigilia, con los nervios alterados.
Evelyn se sentía mal, por la abrupta forma en que cenamos y ese malestar la mantuvo despierta más tiempo que a mi, por mi parte me dormía por minutos y me despertaba sobresaltado, cuando mi cuerpo percibía la fuerza de inercia en el momento en que el autobus tomaba alguna curva pronunciada a regular velocidad.

El autobús tenía un indicador de la velocidad y esta no pasaba de 60 o 70 km. por hora, pero a mi me parecía que iba demasiado rápido, sobre todo en las curvas, en las que el enorme vehículo se inclinaba más de lo que hubiera querido.

Al final amaneció y paramos a desayunar, que en nuestro caso fue bajarnos a una tienda de conveniencia en una gasolinera en donde pudimos hacer nuestras necesidades y comprar algo frío para comer.

Llegamos a Arequipa poco después del amanecer y solo hubo un intercambio de pasajeros, los que tenían proyectado quedarse en esa ciudad y visitar el gran cañon se bajaron, me arrepiento de no haber hecho esta parte del tour, y se subieron los que habían hecho este recorrido el día anterior.

Luego seguimos avanzando más camino hasta que por fin, nos detuvimos en un lugar llamado lagunillas, que está ubicado a 4,400 mts. sobre el nivel del mar.

Es lo más alto que había estado entonces en mi vida, y al bajarnos, comenzamos a sentir los efectos de la altura, con un ligero mareo al caminar, aunque no acusé la falta de oxígeno, Evelyn sintió un poco más que yo esos efectos, pero no le resultaron particularmente molestos.

Tomamos algunas fotografías y admiramos el paisaje, para luego seguir en el viaje, el en que logramos apreciar por primera vez algunas llamas y una que otra alpaca en pequeños rebaños.
Todo el paisaje era desolado y aunque había más vegetación, el paisaje todavía se mira algo desértico, pero a decir verdad, muy hermoso.

DSC_0303
Tomas de Lagunillas

Por fin casi al medio día llegamos a nuestro destino, la ciudad de Puno, ubicada en el departamento y provincia del mismo nombre al sur de perú.

Puno es una ciudad ubicada en el sureste de Perú, cerca del lago Titicaca, que ostenta el registro de ser el lago navegable, ubicado a maryor altura del mundo, el lago se encuentra en la región altiplánica de los Andes peruanos, a una altitud de aproximadamente 3,830 metros sobre el nivel del mar. Limita al norte con la región de Cusco, al sur con la región de Moquegua, al este con Bolivia y al oeste con la región de Arequipa.

Puno es conocida como la “Capital Folklórica del Perú” y es famosa por ser el punto de partida para visitar el lago Titicaca que es el lago navegable ubicado a mayor altura en el mundo.
El lago Titicaca es compartido entre Perú y Bolivia y alberga hermosas islas, algunas de ellas artificiales, creadas por el hombre, como las islas flotantes de los Uros y la isla de Taquile.

Como llegamos pocos minutos después del medio día, decidimos ir a caminar un poco, comprar pastillas de coca, que nos dijeron eran buenas para el mal de altura o te de coca en alguna farmacia. Paseamos por las calles de Puno, la temperatura, a pesar del fuerte sol, era muy gélida, quizá unos 14 grados al sol, por lo que tuvimos que andar abrigados todo el tiempo.

Llegamos a la orilla del lago donde hay varios muelles con muchas lanchas de todos tamaños, formas y colores, un conglomerado de pequeños navíos que hacen diversos recorridos por el lago.

Aprovechamos para conocer el mercado y de paso almorzar ahí, siempre es bueno probar la gastronomía popular de los lugares que se visitan, aunque signifique un pequeño riesgo estomacal, sin embargo, la comida limitamos a un batido fenomenal de banano con frutas, que resultor ser de platano, sin duda, muy cargado de fruta.

Regresamos justo a tiempo al hotel, para subirnos al microbus que nos llevaría al mismo muelle que recién habíamos explorado y en donde nos dividieron en pequeños grupos y nos embarcammos para vivir una experiencia muy hermosa, visitando las islas flotantes de los indios Uros.

Los Uros son una comunidad indígena que habita en el lago Titicaca desde tiempos ancestrales. Su modo de vida único se basa en la construcción y mantenimiento de islas flotantes hechas de Totora, una planta acuática en forma de cañas flexibles, huecas y resistentes, que crece en abundancia en el lago. Los Uros cortan la totora en grandes bloques y los unen entre sí para formar una base flotante sobre la cual construyen sus islas.

Las islas flotantes de los Uros están compuestas por capas superpuestas de totora seca y fresca. La capa superior es reemplazada periódicamente para evitar su deterioro. Las islas tienen una textura suave y esponjosa debido a la totora, lo que las hace cómodas para caminar y descansar.

Los Uros llevan una vida semi-nómada en el lago Titicaca. Cada isla es habitada por una o varias familias emparentados entre si y cuenta con viviendas hechas de Totora, incluyendo casas, escuelas e incluso una iglesia, cada isla es un territorio independiente con su propio “alcalde” o gobernador de la pequeña isla, que tiene entre cuatro o seis casas. Los Uros dependen del lago para su sustento, principalmente a través de la pesca y la caza de aves acuáticas. Además, la totora también se utiliza para la fabricación de embarcaciones tradicionales conocidas como “caballitos de totora”.

Las islas flotantes de los Uros son una atracción turística popular, y muchos visitantes viajan a Puno para visitarlas. Durante una visita, los Uros reciben a los turistas y les muestran su forma de vida, compartiendo aspectos de su cultura, tradiciones y artesanías.

Nosotros visitamos la Isla Kon-Tiki, como la famosa nave de Thor Heyerdahl el explorador Noruego que en 1947 recorrió desde Perú hasta la polinesia. En la isla la presidenta se llama Hermelinda Queishlana y nos explicó en su lengua nativa, cómo se construyen las balsas, nuestro guía, que nos había llevado en la lancha, nos sirvió de traductor.

Es interesante hacer notar que la profesión de guía turístico es muy apreciada por los Peruanos y además es un grado académico, al nivel de licenciatura, en la que aprenden idiomas como el inglés, francés y otros idiomas a su elección, como el japonés o alemán, pues por la diversidad de turistas que llegan es necesario que sean políglotas.

Al parecer los hombres se dedican a la pesca y a otras actividades como la construcción y mantenimiento de las islas, de lanchas y las casas, mientras las mujeres, fabrican bellas artesanías y su principal ocupación es el turismo.

También ofrecen el servicio de hospedaje de turistas, para que vivan la experiencia de pasar una noche en una isla flotante, pero este tour implica quedarse a dormir ahí y salir para Cusco al día siguiente, el nuestro terminaba ese día abordando un autobus para llegar a Cusco al amanecer del día siguiente. Sigo arrepintiéndome de esta decisión.

Después de la muestra de la construcción de las islas, pasamos a visitar una de las viviendas, adquirir artesanías elaboradas por los Uros, como tejidos y objetos decorativos, Evelyn y yo estuvimos en la casa de Esmeralda, platicamos un poco con ella y nos mostró algunas de las artesanías que fabrican, le compramos unas que nos gustaron mucho.

Algo que pude observar es que las casas cuentan con un sistema de paneles solares que les brindan energía para cosas básicas, como lamparas, radios u otros aparatos de bajo consumo, sin embargo al preguntarle cómo obtuvieron estos páneles, nos contaron que una empresa llegó ofreciéndolos como parte de un plan de ayuda del gobierno, se los instalaron y comenzaron a cobrarles mensualmente, la tal ayuda eran mentiras, ellos pagan el costo de la energía a esta empresa.

No me sentía particularmente cansado, pero al escucharme en uno de los videos que grabamos, noto un jadeo en mi voz, lo que me indica que no me está llegando el suficiente oxígeno a los pulmones, por la altura.

Más tarde, nos tenían reservado un paseo en uno de sus tradicionales navíos decorados, hechos de Totora, pero con un motor fuera de borda incorporado, que nos llevó a otra isla en la que bebimos te de coca y nos tomamos algunas fotografías más.

Por último regresamos al anochecer al muelle, en donde nos llevaron de vuelta al hotel que nos había servido de base, estábamos bastante satisfechos y no quisimos cenar, además nos sentíamos bastante cansados, sobre todo mi esposa y la temperatura descendió mucho.

Después supimos que esas noches la temperatura podía llegar a los cero grados en la madrugada, nosotros quizá estuvimos a cuatro o menos grados y hasta casi las diez de la noche estuvimos esperando en el hotel, junto a otras personas, el transporte a Cusco.
Platicamos un poco con ellos, una señora era estadounidense no hablaba español y tuvimos que apañarnos con el poco inglés que dominamos, pero nos pudimos comunicar y las otras dos, eran madre e hija, ecuatorianas, que visitaban por primera vez Perú.

Pasadas las diez, nos llegaron a informar que nuestro autobus estaba esperando y lo abordamos, para pasar otra noche en autobus, hasta Cusco, a donde llegamos al día siguiente.
Aunque el turismo ha brindado oportunidades económicas para la comunidad Uros, también ha planteado desafíos en términos de preservación cultural y medioambiental.

La presión turística y los cambios en el ecosistema del lago han llevado a la adopción de prácticas más comerciales en algunas islas. Sin embargo, muchos Uros continúan manteniendo su estilo de vida tradicional y preservando sus costumbres.

Según nos contaron ellos mismos, se decidieron habitar en islas flotantes como una forma de adaptarse al entorno inhóspito del lago Titicaca. Vivir en las islas les permitía evitar los terrenos pantanosos y fangosos de la costa del lago y mantenerse alejados de las amenazas terrestres, como los posibles ataques de tribus enemigas en el pasado.

La capacidad de desplazarse que tenían las islas flotantes, les brindaba a los Uros la ventaja de la movilidad. En caso de conflictos o disputas, podían alejarse rápidamente de una zona peligrosa y buscar un lugar más seguro en el lago. Esta movilidad también les permitía acceder a diferentes áreas para la pesca y la caza.

Por otro lado, al ver las condiciones en que son obligados a vivir, por cuestiones turísticas, se me vienen a la mente aquellos “fremen de museo” que nos cuenta Frank Herbert en las últimas de las las seis novelas que escribió del mundo Dune. Estos “fremen”, solo sirven para atracción turística, obligados a olvidar todo su pasado de guerreros del desierto, espero que no sea asi del todo y que realmente ellos prefieran vivir en esas islas.

Esas son mis impresiones sobre el lago Tititaca y sus sorprendentes habitantes, un hermoso y misterioso lugar que vale la pena visitar con más tiempo, por todo lo que puede ofrecer al turista, al día siguiente retomaríamos nuestra aventura en Perú en Cuzco, “ombligo del mundo”.

DSC_0347

Continuará

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

Todos los derechos reservados Omar Nipolan